Un presidente perroflauta

¿Cómo es posible que una criatura de ocho meses, hija del 15M, se coloque como primera fuerza política en intención de voto para unas elecciones autonómicas o generales? ¿Cómo es posible que tenga hermanas menores, acunadas por las mismas nanas perroflauteras, que se hayan postulado como alternativa válida para hacerse con alcaldías en diferentes ayuntamientos españoles? Hablamos de Podemos, Guanyem y demás círculos o cuadraturas que crecen “vigorosamente”. ¡Con lo advertida que está la población sobre el talante catastrofista, populista, chavista y “todista” de estos chiquilicuatros! ¿Cómo puede ser tan estúpida? Todo es mérito del gobierno y del partido que lo sustenta.

Quienes se reían de aquel ridículo movimiento se preocupan ahora de que haya tanta gente que lo haya tomado en serio. Los mismos que los llaman antisistema se han cargado el nuestro; el sistema de sanidad, de educación, de pensiones. Realmente para la ciudadanía ha quedado claro a qué sistema se refieren: al sistema en “B”, en “C” u opaco. Pocas cosas se pueden hacer yendo siempre a remolque de la ignorancia o al frente de la estupidez. Lo que ha funcionado tradicionalmente es la descalificación. Ya no, la descalificación ha pasado a sumar en lugar de restar y hay quien no se entera. Según de quien venga es más un piropo – un voto – que un insulto. Jode bastante que la inteligencia política tenga coleta, pero jode a mayores que haya un tipo que pueda embaucar más y mejor, esa es la cuestión, que te roben la fórmula del éxito. Como no se puede llamar mentecatos a los centenares de miles de indignados que han reventado todas las encuestas, cocinadas o crudas, van a por quien creen que es el mesías sin percatarse de que el verdadero dios es la rabia y de que no hay cruces suficientes para crucificarla. Cuando no se está dispuesto a recibir lecciones sobre nada se acaba siendo ignorante en todo. Cuando “me sobra educación” (o lo que sea) es porque no se usa lo suficiente.

A estas jóvenes formaciones se les achaca el carecer de soluciones realistas, que estas son viejas, fracasadas o delirantes. La formación que gobierna se aupó al poder (absoluto) con el catecismo de la mentira, la receta más vieja del mundo y la más eficaz. Una vez conseguido chuleó al Parlamento – a todo un país – entre risa y carcajada, dejando que el tiempo resolviese los problemas más graves y negando el resto con un “yo no sabía”. Un gobierno de soberbia y prepotencia, de rodillo. Un gobierno, por ejemplo, que ha aprobado en solitario las leyes más antisociales, busca ahora un socio para un pacto anticorrupción como si esa lucha necesitara pactos; no son capaces de sacar un borrador que embriague al pueblo y presentarlo a votación dejándonos con la boca abierta. A cambio prefieren vetar la comparecencia del jefe del Ejecutivo en un pleno monográfico sobre corrupción, es decir, un pleno sobre el PP, entiendo el veto. No, peregrinan por las tertulias, más indignados que un perroflauta jubilado, interrumpiendo e interrumpiendo para que les dejen hablar sobre el asunto y acabar haciéndolo como un disco rayado manejado por el DJ Don Disparate de turno sin darse cuenta de que cotorrean y cotorrean.

Gracias al PP la gente ya no está tan pendiente de un programa, tan mancillado han dejado el concepto. Se busca un curandero, un chamán, un visionario, un quiromántico. Se busca lo que suele buscar un enfermo desahuciado, terminal, que se ofrece de cobaya, a la desesperada, para probar un tratamiento experimental como última esperanza para salvar su vida. Las prioridades cambian, primero es eludir la muerte, ya vendrán luego otras preocupaciones. De eso tampoco se enteran. No somos culpables de estar desesperados. Como dice el que lo dijo, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Hasta nuestra razón. Gracias a Podemos, que aún no ha gobernado, se está consiguiendo que se empiece a gobernar, que se reculen propuestas de leyes que ya tenían nombre y partida de nacimiento. Es como jugar sin la pelota. Están avisados.

“Cuando la tierra arde bajo los pies solo el necio se pregunta adonde ir”