Trataré de ser moderado al tratar el tema del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba. Ya sabéis lo que me gusta describir gráficamente las dictaduras comunistas. Intentaré en esta ocasión hacer una excepción y no decir que tras más de cincuenta años de dictadura el grupo criminal más famoso de La Habana logró convertir a la principal isla del Caribe en un inmenso prostíbulo donde la ignorancia y la miseria tan solo son comparables al hambre de justicia y libertad de la quinta parte de la población que logró escapar de la isla-cárcel. En algunas ocasiones, escapar atando neumáticos con cuerdas para cruzar cientos de kilómetros de un tormentoso mar plagado de tiburones.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas y el intercambio de presos (recordemos que de un lado se trataba de peligrosos espías comunistas y del otro de un tipo que quería instalar una conexión a Internet para la comunidad judía de la isla) hay que enmarcarlo en un contexto más amplio. La información en la que me voy a basar es la información que dan en Miami, que es la única información de la que uno se puede fiar a la hora de hablar de Cuba.
Bien, pues lo que se baraja en los círculos demócratas cubanos es que los Estados Unidos están dando por perdida a Venezuela debido a la caída del precio del petróleo. Y es que para explicar lo que pasa en Cuba hoy hay que mirar lo que pasa en Caracas. El riesgo latente de guerra civil en la dictadura chavista obliga a buscar nuevos factores de estabilidad en el patio trasero del imperio. Y si uno busca estabilidad y tratar de controlar los sucesos que pueden desencadenarse en la colonia cubazolana, uno tiene que buscar la estabilidad en el corazón del meollo, es decir, en La Habana. Esto por el lado gringo.
Por el lado de los hampones, los cubanos no ignoran que la broma cubazolana se les ha ido de las manos. Y en las actuales circunstancias, si cae Venezuela en una crisis más profunda todavía de la que ya está, Cuba se iría a hacer gárgaras. La primera fuente de ingresos cubana es el petróleo que les regalan desde Venezuela, producto este que usan los cubanos para exportar y obtener divisas. Hoy la producción venezolana de petróleo está en caída libre y esta tendencia unida al riesgo de paro total en Venezuela, obligan a La Habana a mover ficha y procurar un acercamiento al imperio con la vista puesta en un improbable levantamiento del embargo. Sea dicho además que aunque no haya levantamiento del embargo estadounidense, las reformas acordadas —aumento de la cantidad de dinero en reenvío, permiso para operar con bancos estadounidenses, aumento de exportaciones, etc— apuntan a un fortalecimiento de la situación económica isleña.
Si vamos a 20 años atrás en el tiempo, observaremos la amarga medicina que los cubanos no están dispuestos a volver a tragar. Es el llamado Periodo Especial, eufemismo que esconde el proceso de desaparición del Imperio del Mal, con la consabida desaparición de los envíos rusos de petróleo. De 1989 a 1993, el PIB cubano se contrajo un 35%. Eso según estimaciones exteriores pues la medición del PIB en una dictadura comunista es muy cercana al concepto de aleatoriedad (sólo después de la caída de la URSS supimos que el PIB soviético era una broma en comparación con el americano y por tanto todo el concepto de mundo bipolar, la mayor mentira de la historia contemporánea).
Hoy en día es más dificil justificar las durísimas medidas del Periodo Especial, es por ello que tal vez buscar la inyección de divisas en una masiva afluencia de turistas sea una idea con bastante sentido. Lo de que en plena calle arrastren a manifestantes de los pelos y los suban a camiones es otro tema.
Como otro tema es el del embargo, que supone algo más que la simple posición americana —sobre todo republicana— de molestar porque sí. Aparentemente es una contradicción que los defensores del libre comercio —excepto para los sectores gringos hiperportegidos como el agrario— mantengan un embargo comercial, y especialmente con una dictadura, ya que el comercio es una vía de agua en la presa de la represión y cuando la gente logra obtener una vajilla de porcelana está menos dispuesta a jugársela por terceros. El caso es que el levantamiento del embargo y la instalación de empresas americanas en la isla supondría una oleada de querellas en los tribunales pues estarían lucrándose con propiedades y recursos que todavía tienen dueños legítimos en Estados Unidos (y en España, ejem). El embargo tiene más relación con la prohibición americana de que empresas americanas se lucren con el robo de 1959 que con una pataleta caprichosa. Impedir que con mi coche robado hagas de taxista y ganes dinero, no es un ataque al libre mercado.
Pendientes quedan las reformas en materia de libertades civiles y además, otras reformas de las que no se habla tanto por la forma bobalicona que tienen los de siempre de tragar con la propaganda comunista que les evoca ideas románticas de una revolución que les gusta ver por la tele: a nivel educativo y a nivel sanitario, Cuba es una erial. Tan solo el salvaje puño de hierro de la dictadura mantiene unido con chicles y alambres el país. Que otra cosa de la que algún día hay que hablar es del fracaso de las dictaduras a la hora de lograr la eutaxia del estado. En Cuba, el gobierno, es uno más entre varios grupos del crimen organizado. Lo que les distingue de otros es que ellos aparecen por la tele. Pero vamos, que como toda dictadura que se precie, corrupción, mercado negro y economía sumergida son lealtades al margen del estado que forman parte del día a día de prácticamente toda la población que no está en prisión siendo violada y torturada.
Para terminar, tan solo añadir que el experimento de acercar Cuba al imperio utilizando papelitos verdes con caras de presidentes muertos puede que sea una salida más pacífica que la opción del trocito de plomo en el cerebro, pero sin duda es una salida que exige más paciencia. ¿Qué quiero decir con esto? Que a los criminales de La Habana les acaban de regalar un oxígeno que no se merecen.