Revista Expatriados
En la anécdota anterior he mencionado los guardias vajra (dorje kasung). Éstos fueron otra de las invenciones inclasificables de Chögyam Trungpa. Los ideó en 1974 para que escoltasen y asistiesen al decimosexto Gyalwang Karmapa en su visita a EEUU. Luego vio que podían ser una manera de practicar la meditación en acción. Según el propio Chögyam Trungpa: “Como guardias vajra no debemos pensar que somos unos chóferes cómodos que recogen gente del aeropuerto y actúan al nivel de los sirvientes (…) Vuestro deber es mucho mayor que eso. Vuestro deber es mantener y expandir la visión de la atmósfera que se crea en una situación de enseñanza adecuada (…) El papel real del Dorje Kasung es proporcionar un acomodo y hospitalidad tremendos y crear la atmósfera para la presentación de las enseñanzas.” ¿Era sincero y estaba mostrando otra herramienta para practicar y alcanzar la iluminación o les estaba dorando la píldora a sus criados?
Los Dorje Kasung se hicieron aún más controvertidos cuando Trungpa decidió que vistiesen un uniforme y adoptasen un entrenamiento militar. Mi primera impresión cuando lo leí fue: “Vaya, ya tenemos a otro como el Mishima, al que le gustaba jugar a los soldaditos.” Pero es cierto que cualquier actividad realizada con la mentalidad adecuada puede convertirse en una meditación. He leído testimonios de personas que fueron guardias vajra y no todo era negativo:
“Y en el proceso el entrenamiento se convertía en meditación. La atención aguda a los detalles del movimiento físico. Una conciencia clara del espacio en torno. Como con la meditación en la respiración, esos movimientos definían nuestra atención sólo en el momento y desaparecían según ocurrían (…) Y nada se realizaba, salvo la mente que surgía sin obstáculos dentro de nuestra actividad. Así era meditación en acción (…) y así los modelos militares de mis antepasados eran purificados y transformados. En ese momento la agresión se convertía en algo supérfluo, insostenible,- había perdido toda mi inclinación hacia ella…”
Mientras que encuentro que sería posible decir muchas cosas del Dorje Kasung y no todas serían malas, un aspecto de Trungpa mucho más molesto y menos defendible es el de su alcoholismo. El uso del alcohol es una constante en el tantrismo. Drukpa Kunley se cogía sus buenas tajadas y los yoguis tántricos no le hacían ascos a una copita (o dos) de licor. Trungpa tenía algunas racionalizaciones buenas para su gusto por el trago. Una es que, dado que el alcohol jugaba un papel tan grande en Occidente, quería familiarizarse con él y conocerlo. Si hubiera ido a Mauritania, ¿se habría puesto ciego de leche de camella? El principio subyacente es el mismo. El alcohol también puede servir como herramienta en la práctica. Puede ayudar a soltar el ego y el dualismo yo/mundo y a aprehender la espaciosidad del universo. Incluso Chögyam Trungpa en “Meditacion y acción” indica cómo el alcoholismo no es incompatible con el logro de la iluminación: “En todo lo que se refiere a la Enseñanza, no hay nada oculto; siempre está al descubierto. Está de tal manera al descubierto, es tan simple y tan ordinario, que cualquiera que sea el carácter personal de un individuo, está contenido en su interior. Ya puede ser un borracho irreformable o un hombre normalmente impulsivo y violento, es ese carácter el que es su posibilidad, su potencial vivo. Por ello para ayudar a la aparición de la bodhi, lo primero es respetar el carácter del individuo, abrir su corazón a la violencia que hay en él. Hay que tomarle y comprenderle plenamente tal y como es, aceptarlo y respetarlo de forma que el lado enérgico, este aspecto dinámico de la violencia, pueda ser encauzado de forma que sirva como factor energético de la vida espiritual.”
Aun estando bebido, Trungpa podía ser un gran maestro. David Chadwick cuenta: “Suzuki pidió a Trungpa que diera una charla a los estudiantes en el zendo la noche siguiente. Trungpa entró bebido y se sentó al borde de la plataforma con el altar, con los pies colando. Pero dio una clase clara como el cristal, que algunos sintieron que tenía la cualidad- al igual que las charlas de Suzuki- no sólo de ser sobre el dharma, sino de ser ella misma el dharma.”Sí, pero junto a esa clase tan iluminada, hubo otras que no pudo dar porque estaba demasiado borracho.
Por más justificaciones que busquemos al alcoholismo de Trungpa y aunque sus palabras pudieran ser sinceras, cabe preguntarse en qué ayuda a alcanzar la iluminación el morir de cirrosis a los 47 años. Aunque sea posible utilizar el alcohol para la práctica espiritual, parece que Trungpa practicó demasiado para su propio bien.
Tal vez el mayor de los escándalos relativos a Chögyam Trungpa sea el relativo a su sucesor, Thomas Frederick Rich, cuyo nombre religioso, por el que es más conocido, era Ösel Tendzin. Tendzin debía de ser un individuo peculiar. Parece que en lugar de buscar la iluminación vía la botella, él la buscaba vía polvete. Una anécdota curiosa: en cierta ocasión dos jóvenes estudiantes fueron a visitarle. Aunque era un hombre muy solicitado, les había dado una cita y ellos se sintieron muy honrados. En un momento dado de la entrevista, uno de los estudiantes mencionó un tema que no soportaba, que era la homosexualidad. Tendzin dijo que muy bien, que le hiciera una mamada. Sí, se puede entender que eso es meditación en acción y que para superar un bloqueo no hay como lanzarse de cabeza contra él. Aun así, encuentro un poco fuerte la fórmula. Su protagonista comentó a posteriori: “Me empujó a una experiencia homosexual y sin embargo al mismo tiempo fue generoso. Pedí verle e hizo tiempo para mí. Siento una mezcla de vergüenza y honor. No siento que Tendzin abusase de mí y no quiero que nadie juzgue mi experiencia sexual.”Pues vale, si le sirvió para romper un tabú que le entorpecía, bravo por él. Yo prefiero lidiar con los míos de una manera un poco más pausada.
El caso es que este Tendzin descubrió en 1985 que era seropositivo. Afirma que se lo dijo a Trungpa, el cual le respondió que no lo propalase y que si realizaba los ritos de purificación vajrayana antes de una relación y tenía ésta con una mente pura, su pareja no se vería afectada. Y no, no parece que mencionase nada sobre condones. En diciembre de 1988 Tendzin tuvo que reconocer que era seropositivo y que había contagiado a uno de sus estudiantes, el cual, a su vez, contagió a su novia.
Si Tendzin dice la verdad, entonces Trungpa se comportó con una gran deshonestidad, al decirle que se callara y con una irresponsabilidad inmensa, apenas mitigada por el hecho de que posiblemente creyera que los rituales vajrayana protegerían a sus parejas sexuales. Si Tendzin miente, entonces Trungpa, a pesar de su sabiduría, cometió una inmensa falta de criterio al designarle como su sucesor. En ninguna de ambas hipótesis sale Trungpa demasiado bien parado.
Con todo lo que llevo contado, parecería que el veredicto es claro: fue un guru jeta. Sin embargo, me cuesta llegar a esa conclusión. Muchos maestros a los que respeto le tuvieron en gran estima. El Dalai Lama le estimaba y valoró mucho cómo se había integrado en Occidente. Ponlop Rinpoche dijo que Chögyam Trungpa tenía las nueve cualidades del maestro perfecto del dharma. El maestro zen Shunryu Suzuki sólo tuvo palabras de elogio para él. Aparte de los elogios de estos maestros, están sus libros, iluminados, inspirados... Y sin embargo…