La publicidad nos hace reír, reflexionar, ponernos la carne de gallina, emocionarnos, motivarnos, informarnos. Pero también nos hace llorar. A mi, a ti y al niño Jesús. Y lo demuestra claramente este spot de Kelisto.es, una de tantas comparadoras que podemos encontrar por Internet.
El nombre de la comparadora promete mucho una vez lo oyes -o no- pero lo estropea todo cuando intenta conseguir la viralidad que hoy en día tantas marcas desean. Si sois frecuentes seguidores de Tiempo de Publicidad sabréis de sobra que con este tipo de campañas se destapa mi vena crítica-humorística, pero esta vez estoy muy triste. Esta campaña me ha tocado muy adentro. Ahí donde duele. Una cosa es querer diferenciarse de la gran competencia que tienen, y otra hacer el ridículo y hacer sentirme mal. Tan mal que ahora mismo voy a ponerme en una esquina a llorar.
“Y después de ahorrar, a bailar”. Sólo faltaba que pusieran la sevillana del WhatsApp al final del eslogan.
Y aquí va otro spot. El que realmente me ha hecho llorar de verdad.
Si será por anuncios. Esta campaña es mala de cojones, pero por spots que no sea.