Hace unos días tuve la fortuna y el honor de acudir invitado a la embajada de Rusia a un evento especial, una cata de, nada más y nada menos, doce vodkas (sí, una docena). El objetivo no era emborracharnos para sonsacarnos información acerca del enigma de las peladilla, sino enseñarnos la riqueza de un mundo desconocido en España.
El vodka es la bebida nacional rusa (por cierto, en puridad sería "la vodka", porque en ruso es una palabra femenina) y de gran parte del universo eslavo e incluso escandinavo. Forma parte de su identidad cultural y, evidentemente, de su universo gastronómico.
En España consumimos poco vodka y casi exclusivamente como un ingrediente de coctelería para bloody marys, vodka-tonics o para sentirnos un poco Bond bebiéndonos nuestras tres partes de Gordon's y una de vodka con un twist de limón en nuestra versión de un dry Martini.
Sin embargo, en el citado universo eslavo el vodka se consume solo y es así como se puede apreciar y distinguir el bueno del malo o las sutiles diferencias entre los grandes vodkas.
Yo ya había tenido una experiencia bebiendo así el vodka cuando estuve en Polonia y he de decir que disfruté, bien paladeada puede ser una gran bebida.
Al fondo, el presidente de la asociación rusa de productores de vino
Durante el evento se sirvieron los citados doce vodkas (yo me retiré tras el noveno porque tenía otra cita y se me estaba haciendo tarde) y no me consta que hubiera víctimas con daños irreversibles, más allá de pequeños síntomas como escozor de ojos (literal), ceguera transitoria, exaltación de la amistad y un par de intentos de danzas cosacas.
Se hizo un recorrido por diferentes tipos mientras nos hablaban de la historia y los métodos de elaboración de este producto, que finalmente no es nada más que agua y etanol con, sólo en algunos casos, leves aromatizaciones, por ejemplo, añadiendo ajo.
Algunos vodkas no son transparentes porque llevan hierbas
Ósea, ¿qué el buen vodka no sabe a nada?. Esto es casi cierto, pero no del todo. En cualquier caso su sabor (y olor) es muy neutro y por eso se usa tanto en coctelería, pero en realidad si que tiene sabor y esto es así por tres motivos:
1.- Porque en Rusia se elabora a partir de agua de manantial, no de agua destilada y estas aguas de manantial tienen sus aportes de sales minerales que añaden notas de sabor al producto final.
2.- Porque hay trazas, notas, que delatan el origen de la materia prima utilizada para extraer el etanol (por ejemplo, el centeno).
3.- Porque en ocasiones se adiccionan materias primas para aportar sabor (normalmente hierbas).
¿Y que buscamos en una cata de vodka?: Por lo general, transparencia a la vista, que el líquido esté exento de impurezas, que no tenga notas de color. Luego, en boca, un equilibrio entre el aporte alcohólico (dicen que el perfecto vodka ruso tiene 40º y los polacos 45º) y el frescor de una bebida que se sirve fría, muy fria.
Durante la cata, probamos los vodkas acompañados de comida, como manda la tradición rusa. Normalmente se acompaña de productos encurtidos y panceta en salazón. Sí, ciertamente no son productos muy refinados, si estábais pensando en caviar habéis fallado, la verdad es que ese el único pero que le pongo al evento.
Para degustar un buen vodka, hay que servirlo muy frío (mete la botella en el congelador), muerde y comienza a masticar un producto encurtido (pepinillos, cebolletas, etc...) y a continuación bebe un pequeño sorbo de vodka. Mezcla todo en la boca y traga.
Luego nos cuentas la experiencia. ¡Nazdrovia!
¿Y tu?, ¿bebes vodka?, ¿te gusta o crees que es un invento del demonio?