Revista Cultura y Ocio

Una explicación sobre la "Canción desnuda"

Por Guillermo García-Mauriño @guillemaurino
Mario, el personaje protagonista de la segunda parte de la Ciudad doliente le escribirá este poema, "Canción desnuda" a la mujer que ama. Ella le confiesa que ha leído cientos de veces el cántico espiritual de San Juan donde, a su parecer, se describe el verdadero amor, el amor espiritual, y él pretende mostrarle con ésta réplica lo sublime que el amor de dos, el amor carnal, puede llegar a ser. La lira, que es el tipo de estrofa que he utilizado, es una bonita fórmula de expresión del amor intenso. Garcilaso le dio nombre con aquel poema que comenzaba: "Si de mi baja lira"; luego le siguió Fray Luis con muchas variaciones en la estrofa, aunque siempre respetaba la concatenación de versos heptasílabos con endecasílabos. Nadie duda de que el poeta que llevó la lira a su máxima altura fue el santo Juan con su mística tan llena de esas imágenes físicas, que casi se tocan con las manos, como cuando la amada le pide a su amado que le dé "aquello que me diste el otro día". El verso de once sílabas que introdujo Garcilaso de mano de los poetas italianos, sustituyó en la poesía castellana al verso de las doce sílabas, más pesado y mucho menos flexible, y se impuso entre los poetas renacentistas de una manera generalizada. El ritmo que surge de combinar las siete con las once sílabas provoca una ansiedad semejante a la necesidad del otro cuando se está enamorado. Espero haber conseguido plasmar todo ese sentimiento en la "Canción desnuda". que os dejo ahora de una sola pieza para que podáis leerla de seguido. El amor de Mario nace joven y se lanza a la búsqueda desesperada de su amada, después prosigue con dudas, escarceos pasionales y promesas, hasta terminar en la verdadera unión de los dos enamorados, a los que ya nada de lo que les rodea les importará fuera de su propio amor.
¿En dónde me has heridoamor, que tan profundo a mí me duele?Como un perro mordido,como un niño sin tele.Desnudo iré a buscarte aunque me hiele.
Amigos ¿la habéis visto?¿Alguno de vosotros sabe de ella?Sabed que no resistola soledad aquellade un metro de mi cama sin su huella.
La busco entre las callespor donde ayer pasamos de la mano,la busco por los vallesdel metro suburbanosubido al rascacielos más lejano.
Ya sé que te estuvisteayer por la mañana en nuestros bares.Sé que te detuvistedespacio en los lugaresde entonces aunque luego te callares.
Hermosa caminabas,me cuentan las aceras envidiosas,y a todos perfumabasde sándalo y de rosas,murmuran las paredes y las cosas.
¿Quién me tendrá una curapara esta comezón por la que muero?De fruta ya madurade la que brota el suero:hoy nadie me dará lo que yo quiero.
A todos los que dicende ti lo que ya sé no los escucho,por más que me enfaticenque el daño será mucho,por ti yo sigo tan sufriendo y lucho.
¿Por qué no te detienes,amor, para que pueda yo alcanzarte?Te entregaré los bienesque no me dejas darte:la Luna, Venus, Júpiter y Marte.
Si me has pisoteadoel pobre corazón, dale una cura.Me tienes devastadosufriendo una torturade tránsito en la noche más oscura.
Acaba esta agoníaabriendo los dos labios de tu bocadiciendo que eres míaque nadie más te toca:tu lengua humedecida me provoca.
Te quiero ver desnudadel lado de la cama ahora desierto.La sábana está mudasobre este cuerpo muerto:soñar tu piel me hará sentir despierto.
Espejo que reflejaslo inútil de tu oficio ya en su ausencia:rechaza luces viejas,exige su presencia,o moriré perdido de impaciencia.
Tú dices que ya vienesy yo te espero abriéndote camino,mas luego te entretienesburlando mi destino,será que no te importo ni un comino.
Mi amor, no te demoresla noche más hermosa nos espera.Desprenderán las floresla brisa verdadera,si un labio al otro labio se le abriera.
Velada muy sin prisasdespacio de caricias  y ternura:tan solo oiré tus risas,tan solo tu hermosuradisfrutaré libando esa piel pura.
El mundo que se callede mientras recogemos nuestras rosasjugando por el vallede espesuras hermosas:que los demás se ocupen de sus cosas.
Que paren hoy los vientos,que alumbre ya la luna en sus umbrales:serán mis movimientosde amor en los trigalespor donde se apacientan animales.
Mis diosas de Montera,de mientras que el aroma de jazminesdisfruto en primaveraseguid vuestros maitines,cuidando que no alcancen mis jardines.
Recuéstate, cariño,oirás mi corazón que no te miente.Sabrás que soy un niñoque te ama eternamente,a solas y escondidos de la gente.
Lumínicas farolas,alquitranadas calles con acerastan de repente solas,gatitas callejeras,neones de palabras extranjeras:
A ella os la encomiendo,dejad vuestros sonidos estridentesque ya se está durmiendo;haced callar las fuentesy vigilad sus sueños inocentes.
Mirad como reposa,parece la mujer más sosegada,la más reciente esposa,la novia más amadade mientras que en mi pecho hace su almohada.
Muy cerca del madroñole recité los versos más ardientessin rastros del otoño,con métricas calientes,de rimas consonantes y turgentes.
Te construiré una casaallí donde cimienten bien tus besos.Mi amor hará argamasa,de paz serán los yesos,los bosques que circunden muy espesos.
Vendrán nuestros amigossiguiendo aquellas huellas del camino:la higuera con sus higos,la flor azul del lino,la mesa donde reposar el vino.
Bebí licor de labiospara olvidar por fin aquellas cosasque airean falsos sabios.Comí frutas jugosasde un huerto que se esconde entre tus rosas.
Allí nos solazamos,allí nos enseñamos mutuamente,sin prisas nos amamosmuy lejos de la gente;allí juré yo amarte eternamente.
Y ahora ya soy tuyo:mis cosas, mis palabras, mi camisa,mi voz y mi murmullo,mis manos, mi sonrisa,mis ganas de volver y mi premisa.
Que no me busque nadiehoy por las calles ni por los rincones.Dejad que mi alma irradieque no tiene razonesmas que el latir al par dos corazones.
Mechones de tu pelohicieron festival sobre mi torso,tejieron con gran celotu dulce nombre al dorsoque surcas ya con patente de corso.
Subiste por mi cuello,mi pelo con tu pelo se mezclabay vi el sincero sellode tu ojo que mirabaen donde a mi pupila se le clava.
Adentro me llegastemis venas repartieron tu miraday en mí te atrincheraste,pequeña, acurrucada,ahí ya no queda sitio para nada.
Olvida que fui otromás feo, mas idiota, más canalla.Olvida que fui potroque no detiene valla,aquel se fue, no vuelve, ya se calla.
Recuéstate a mi ladoque quiero para siempre conocerte,me dices de costado,y yo te abrazo fuertey juro que soy tuyo hasta la muerte.
A solas los dos solosviviendo en una casa pequeñitarodeada de gladiolos:tú siempre estás bonitaprendida al pelo aquella margarita.
Iremos a un estanqueen donde el agua es fresca y cristalina.Con flores que le arranquea un tallo sin espinadesnudaré tu piel tras la colina.
Después en la espesurade un bosque que conozco nos entramos,en una sombra oscuradesnudos nos echamosmuy lejos de la vista nos amamos.
Allí tú me dijistepalabras que yo nunca antes oiríay luego ya me disteaquello, vida mía,de lo que nadie más disfrutaría.
El ruiseñor cantaba,la tarde de la noche se vestía,la luna ya anunciabanocturna melodía,serena como la promesa mía.
Muy lejos de la genteal valle nos volvimos de la mano,unidos de repenteen cálido veranodebajo de la flor del avellano.

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