Una fiesta y un baile

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¿Qué decir sobre la noche que no haya sido dicho ya por sabios, pensadores, poetas o por gente de a pié a lo largo y ancho de esta vida?Desde mi punto de vista el cielo nocturno es mágico y misterioso justamente por las diferencias que lo separan del diurno; pero sobretodo mágico.El cielo nocturno es un fondo abrupto que se engalana por la noche llenándose de Luna y estrellas, como si fuera a asistir a una fiesta celeste a la que tú no estás invitado por carecer de adornos brillantes en tu ropa. Poesía natural, como yo lo llamo. Si nosotros supiéramos lo que ocurre allí arriba… Como sabemos desde nuestra más tierna infancia, el Cielo es un palacio habitado por dos grandes Reyes: El llamado Sol y la llamada Luna.El Sol hace su maleta todos los atardeceres y sale sigilosamente por la puerta Oeste de su morada, pues tiene que ir a trabajar durante unas horas. La Luna se queda de dueña y señora del Cielo hasta el regreso de su casto mancebo. Para redimir la pena, prepara una fiesta cada noche en la que habrá invitados selectos que llegarán montados sobre las nubes más compactas. Antes, colocará cuidadosamente sus broches refulgentes sobre su cada vez más negro manto (razón por la que nunca vemos aparecer a todas las estrellas a la vez), hasta que quede engalanado por completo. Luego, lo extenderá poco a poco sobre los espectadores terrestres haciendo brillar sus ojos cada noche en que deciden olvidarse del suelo, mirar al Cielo y participar de la fiesta.  El Sol no tendrá conocimiento de esta fiesta hasta que regrese por la puerta Este del castillo cósmico en la madrugada, momento en el cual, aún le sorprenderá ver algún broche brillante en el manto ya descolorido de su mujer. Y es que, tanto la Luna como las estrellas, estando tan lejos como están, parecen intentar acercarse a ti haciendo de la noche un espectáculo de magia en el que tú mismo intervienes y en el que no hay truco que valga. Schh... que aún puedo escuchar la bossa nova de anoche.