Revista Cine

Una gran novela convertida en una mejor película

Publicado el 16 agosto 2013 por Fimin

16 de Agosto del 2013 | etiquetas: Ruta Cults, Cuadernos de Verano

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En una época en la que la industría cinematográfica alemana parecía haber perdido el esplendor de antaño, cuando figuras como Fritz Lang no eran más que un mero recuerdo, se alzó un nuevo movimiento destinado a barrer todo el convencionalismo y a llenar las salas de una nueva y renovada corriente estética y de pensamiento. El Nuevo Cine Alemán había nacido y "El tambor de hojalata" estaba predestinada a ser su mejor representante. 

5 RAZONES PARA VER EL TAMBOR DE HOJALATA

1. El celuloide superando al papel

Nadie duda de la calidad de la novela de Günter Grass (avalada con un Premio Nobel de Literatura), pero hay veces que las imágenes proyectadas pueden superar a las imaginadas. El magnetismo que desprende David Bennent haciendo de un oscuro Peter Pan va más allá de cualquier interpretación propia. 

2. Mano a mano con Coppola

Aunque no es común, tampoco es un hecho inusual en Cannes que la Palma de Oro acabe en tablas, y este es el caso de “El tambor de hojalata”, que compartió el premio máximo con "Apocalypse Now". En cuanto al Oscar a Mejor Película Extranjera no tuvo ningún tipo de competencia.

3. El curioso caso del pequeño Oskar

Diferentes países y épocas, pero misma esencia. La odisea de Oskar por la Alemania nazi guarda sus semejanzas con la película de David Fincher, sobretodo por su forma narrativa. Pero donde la cinta americana se mostró más comedida, la película alemana de 1979 desplegó toda su oscuridad y generó imágenes que aún a día de hoy generan controversia, o un terrible sentimiento de incomodidad. 

4. Alegóricamente plena 

Nunca nada es lo que parece y todo suele tener un doble significado, ya sea consciente o inconscientemente. Al ser la adaptación de una novela, "El tambor de hojalata" tira de consciencia y puebla su metraje con todo tipo de símbolos. El niño que nunca crece, el incansable tambor o gritos que rompen cristales, y todo con el telón de fondo del nazismo. 

5. Wagner por Strauss 

El tambor de hojalata de Oskar cobra más protagonismo que nunca cuando en un congreso nazi, ante la llegada de un gran general auspiciada por música altamente militar, el pequeño empieza a tocar las primeras notas del "Danubio azul" de Strauss. El vals va contagiando a todos los músicos y los asistentes pasan de la rigidez más absoluta por el lavado de cerebro del regimen a bailar bajo la lluvia. 


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