La educación cambia con el mundo. Paso a paso y de manera muy paulatina. Nos gustaría que fuese más rápido, pero es mejor dar pequeños pasos seguros que desandar por haber ido muy deprisa. Este año he vivido en mi propia piel un nuevo concepto de modelo educativo que nunca he podido disfrutar en mis casi treinta años de estudiante.
¿En qué consiste este método? Trata de que una asignatura con diferentes temáticas, sea impartida desde de vista real de personas profesionales en ese tipo de materia. En otras palabras, los alumnos aprenden de profesionales del sector que participan activamente en su educación. De esta forma, el aprendizaje no esta basado en un libro de texto impartido por un profesor, sino que esa asignatura tiene multitud de profesores que humanizan esa asignatura aportando casos reales y técnicas aprendidas a lo largo de sus respectivas experiencias.
¿Os imagináis una clase de biología impartida por Darwin, Mendel, Margulis o Louis Pasteur? ¿y una clase de matemáticas de la mano de Pitágoras, Gauss, Newton o Descartes? Pues aunque pueda parecer impensable, es real.
Capitaneando este barco se encuentra uno de los mejores profesores que me he encontrado: José Miguel García (@jmalex). Él es el motor de esta maquinaria que llamamos #CyACartuja . Él se encarga de buscar a profesionales que ofrecen a sus alumnos lo mejor de sus campos de conocimiento. Además de mostrar su pasión y orgullo de su trabajo. Cada profesional que trae a clase es un gran tesoro para él, y los colecciona como si fuesen los mejores cromos de fútbol. Ojalá esta dinámica se extienda a mas áreas educativas y que los alumnos empiecen a aprender por si solos.
Porque la educación cambia…
Yo pertenezco a la generación de los 90. En las clases aún se respiraba el aire conservador de la educación. Libros de texto, cuadernillos rellenables, mapas físico-políticos y de llegar a casa con una multitud de deberes.
Pero sobre todo, exámenes interminables donde se valoraba mas la copia exacta del libro que lo propio que el alumno había aprendido. Mas que estudiar para comprender, estudiábamos para memorizar. No me extraña que muchos se decantasen por hacer chuletas. Se premiaba mas a aquellas personas que memorizaban, y no las que comprendían. No creo que aprenderse de memoria la reconquista con todas sus fechas sea útil para el futuro de los alumnos.
Pero teoría aparte, otro de los elementos importantes que conformaba la clase es su profesor. Pienso que esa figura va a menos. Atrás quedaron esos años donde el profesor era una figura de autoridad, un padre con veinticinco hijos a cargo. No solo se encargaba de enseñar asignaturas, sino que muchas veces suplían lo que los padres no podían enseñar en casa. Al fin y al cabo, pasamos mas de seis horas en clase. Yo era uno de los que decía que el colegio era mi segundo hogar. Y mis profesores, lo mas parecido a mis padres.
Hoy, que ejerzo como tito, me doy cuenta que los niños ya han perdido ese respecto hacia sus maestros. Estos han pasado de parecer padres, a ser colegas. La forma de dirige a ellos, lo poco agradecidos que se muestran… impensable en mi época. Desde aquí mi apoyo a todos los maestros que aparte de ejercer su labor, tienen que aguantar más de lo que se les pide.
A lo largo de mi vida de estudiante, he tenido grandes profesores a mi lado. ¿y que es para mí ser un gran profesor? Desde luego no son aquellos que llegan a clase, leen lo que pone el libro, realizan los exámenes y hasta luego. No, ese no es mi ideal de buen profesor. Un buen profesor lo primero que tiene que mostrar es pasión por su trabajo, saber transmitir las ideas a sus alumnos para que ellos aprendan por si solos y a su vez que los profesores aprendan de sus alumnos en ese feedback. Y por supuesto que tengan empatía y sepa conectar con cada uno de sus alumnos. Se que esto último no es fácil, pero es lo que diferencia a un profesor de un buen profesor.
Desde aquí puedo recordar profesores que han tenido mucha influencia sobre mi vida. Que han estado a mi lado no solo en los problemas académicos, sino en mis problemas personales. Aún me alegra poder saludarlos cuando me los cruzo por la calle. Otros…
Así que aprovecho esta entrada para agradecer a esos profesores que han cambiado mi vida, y por supuesto a José Miguel al que felicito por su valiente método el cual no da grandes recursos para nuestra vida laboral. Las herramientas las tenemos todos a nuestra mano, otra cosa es querer o no usarlas.
Si queréis saber más sobre este tipo de método educativo, os invito a que paséis por Twitter y visitéis el hashtag #CyACartuja.