Revista Cultura y Ocio

Una lanza (de plástico) por Amancio Ortega

Publicado el 14 junio 2017 por Icastico

Dice un proverbio ruso que “el hombre que hace su fortuna en un año debería ser ahorcado doce meses antes”. Ya le vale a los rusos de ahora la frasecita, a tanto hijo de putin que hace justamente eso. El poder se suele alcanzar –o mantener– infringiendo normas de toda naturaleza, recortando o cercenando derechos vitales a los semejantes, incluso vidas.

Según Forbes, Amacio Ortega (Zara-Inditex) es la segunda fortuna del mundo. Como si es la tercera o la décima, me perdería con los “ceros”. Modelo “partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria riqueza”. Este paisano mio de aquí al lado está ahora en la picota, en el centro de la polémica por haber donado 320 millones de euros a todas las comunidades autónomas españolas para adquirir nuevos equipos de diagnóstico y tratamiento del cáncer para sus hospitales públicos. También frecuentó el centro de la ignominia al vinculársele al trabajo esclavo o a fábricas que arden o se derrumban en Bangladesh por el peso de la ilegalidad y se llevan por delante 4000 vidas, muchas de niños, mientras fabricaban para grandes marcas textiles, como la que nos ocupa, en condiciones inhumanas. Para que podamos comprar barato sin remordimiento, este queda castrado cuando se recortan los salarios hasta el punto de no dar opción a comer bien, a vestir bien, ni a nada bien; solo a vivir peor. Sistema perverso. Lo acusan de practicar la caridad. Totalmente de acuerdo. Pero…

Si este menda tuviera un cáncer –que el diablo sea sordo– o un familiar o amigo que lo padeciera, le estaría agradecido eternamente a quien le facilitara una máquina que acabara con la enfermedad. Soy de los que piensan que si pagara los impuestos que pagamos el resto sería la mejor caridad que podría llevar a cabo, además de revelarse como un grandísimo patriota, que ahora está muy de moda el término. Seamos sinceros, y mira que me jode, la cuestión es que si pagara como todos los pobres, la pasta no iría para esas máquinas, no nos engañemos, sino a los bolsillos de los ideólogos de Púnicas, Gúrteles, Lezos y decenas de tramas que forman la colmena de esa canalla de cuello blanco que gobierna y asola España. O iría, por lo mismo, para rescatar bancos y autopistas privadas hechas con dinero público. Lo sabe Amancio y por eso actúa de tal manera. Y por eso, también, ponía como condición fiscalizar o controlar la donación, creo recordar, con objeto de que, esta vez, por lo menos, fuera a parar a tan encomiable fin. A ver, yo no puedo decirle a un ladron “mira, ¿ves aquel pobre de allí?, pues entrégale estos mil euros de mi parte para que coma y se cuide un poco” y pretender que vaya y se los entregue.

Mientras no seamos capaces de erradicar la peste corrupta que invade –legalmente, con votos– los escaños y puestos estratégicos de las instituciones públicas, bienvenida sea la caridad porque hemos decidido ser mendigos. Sí, con nuestros votos decidimos que haya amnistías fiscales concebidas por y para los mismos delincuentes que nos saquean, decidimos que los que más tienen paguen menos, decidimos que amordacen la libertad de expresión, decidimos etcétera etcétera. Nos están precarizando a fuego lento, que es como se tragan estas cosas, y siguen ganando quienes lo hacen. O somos masocas o ya estamos adocenados, !qué importan las dádivas si ya nos conformamos con las migas! Decidimos, en definitiva, quedar a merced de la caridad de Amancios Ortegas y, visto lo visto, que se clonen porque la misericordia de la Iglesia la financiamos los ateos y creyentes desde hace dos mil años con crucecitas en la declaración de la renta y otros innumerables privilegios imperecederos. Di tú que al dueño del imperio Inditex le viene de fábula para lavar la imagen y esa conciencia que se toma tantas vacaciones.

Personajes como Amancio Ortega me generan un sabor agridulce. He visto cómo ha crecido la economía en su comarca natal, el alcance coyuntural, un ejército de pequeñas y medianas empresas que se alimentaron de aquella teta, generando miles de puestos de trabajo. He sabido de la donación de portátiles para alumnos y profesores de colegios públicos gallegos sin que se ofendieran los padres. Quizás estemos siendo un poco hipócritas.

Entre lo que hizo Franco, macabro paisano mio, y lo que hace Amancio hay un abismo abismal, obviamente me quedo con el segundo (por si hay dudas). Ya hace tiempo que solo podemos elegir entre una pesadilla o un mal sueño. Por otro lado, empieza a cansarme el postureo de esa izquierda tetrapléjica que no para de criticar a la derecha y acaba reproduciendo los mismos comportamientos que ella aunque a menor escala, comete pecados veniales que a fuerza de repetirlos acaban pareciendo mortales para quienes exigimos que marquen nítidamente la diferencia, y por supuesto para el enemigo, a quien brinda una ocasión estupenda para hacer tabla rasa que para esto son muy igualitarios. Como ejemplo, otro paisano, el alcalde de A Coruña, que se sumió en el Candy Crush en la sesión de moción de censura al gobierno (aunque iba como invitado), lo mismo que la infumable Celia Villalobos del PP, triste, amigo, triste.

Solo he intentado ponerme en el pellejo de un desahuciado de la salud que no tiene tiempo a esperar a que las urnas se vuelvan a equivocar.


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