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¡Pero si no hay nada en este mundo más social que un átomo! No sólo son los átomos una verdadera república de (en muchos casos cientos de) otros diminutos kosmopolites (electrones, protones, neutrones, quarks, gluones, y la madre que los parió), sino que, salvo algunos casos aislados (nunca mejor dicho: los de los gases nobles), un átomo difícilmente puede "vivir solo", sino que está aguardando con impaciencia la más mínima oportunidad para enlazarse en un abrazo eléctrico con otros átomos.
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