Hará ya poco más de un mes que en casa celebramos el tercer cumpleaños del enano, todo un acontecimiento en casa y con el que tenía ganas de hacerle una tarta con la que los ojos le hicieran chiribitas. Con tres años, los niños están en plena fase de transportes (trenes, tractores, todo tipo de camiones de obras, camiones de bomberos) y tuve claro que tenía que hacer una de esas tartas de tren que ya le había visto a mi cuñada hacer y que pueblan Internet.
Nuestra tarta de tren es sencillísima, aunque al final el montaje lleva un poco más de tiempo que el que esperaba. El único misterio que tiene es el del ensamblaje de las piezas, porque absolutamente todo es comprado 😉 Los bizcochos que hacen de locomotora y vagones son tipo mármol y recubiertos de chocolate.
Estos de arriba son los accesorios del tren: mikado para los ejes de las ruedas, filipinos blancos como ruedas (por hacerlas más vistosas), lacasitos para adornarlo (y porque a mi hijo le chiflan) y kitkats para hacer las vías y otros detalles del tren. No me olvido de las chuches para “espolvorear” por encima del tren. Ni qué decir que fue lo primero en desaparecer. Eso y las ruedas, qué manía con dejar cojo al tren.
Para hacer la locomotora, corté un tercio del bizcocho de mármol y lo monté encima, en forma de ele. Añadí una galleta como ventana y le pegué lacasitos para hacer de faros y tapar las imperfecciones de la cobertura de chocolate del bizcocho. Por detrás de la locomotora, y para que no se viera el corte del bizcocho, coloqué unos kitkat tapándolo y una fila por encima de lacasitos. Como pegamento para que se pegaran bien sobre el bizcocho, usé mantequilla y aguanta muy bien (aunque alguno se va cayendo)
Los ejes de las ruedas son mikados que hay que meter muy despacio para que no se rompan por dentro (y aún y así, las ruedas se mantienen) y van pegadas con más mantequilla. Ensarté unos palitos más en el último vagón, pero como corría el riesgo de desmoronarse y de que el bizcocho se rajara, volví a optar por colocar lacasitos en el techo y más gominolas.
Por cierto que la parte más laboriosa fue montar la bandeja alargada sobre la que se coloca el tren, que no es otra cosa que un cartón alargado que conseguí por casualidad forrado de papel de aluminio (con grapas) y por encima, con papel de cocina para que quedara más limpio.
Así es como quedó. Y sí, daba pena comerse el tren.
¿Cómo hacéis vuestras tartas de tren?