Revista Cocina

“Una” tribu que ni aunque les pagues corren para cazar por persistencia

Por Robertosancheze

(Ni tú ni yo. No hablo ni de ti ni de mí. O sí. No te tomes esto como algo personal.)

Son los hadzabe de Tanzania.

Y es Wild Heidi (Alba), arqueóloga y prehistoriadora, quien nos lo explica de maravilla al compartir su experiencia con ellos, además de incluir el propio relato experiencial de uno de ellos.

El artículo en cuestión: Elogio a una vida natural, humana y coherente (1).

De entre todo lo que cuenta, lo más sorprendente para muchos –gracias al marketing cardiocronista–, y lo menos sorprendente para mí, es que de entre las tropocientasmil estrategias de caza que practican, la malinterpretadísima caza por persistencia probablemente sea la menos utilizada.

¿A quién leches se le ocurriría ponerse a correr horas y horas en una de las zonas más cálidas, secas y ásperas de la Tierra al sol del mediodía para cazar un bicho a repartir entre unos cuantos? Y todo mientras se consiga… ¿O acaso la caza siempre resulta exitosa? Desde el punto de vista de la conservación de energía, una ley universal en la que todavía hoy se sustenta cualquier tipo de vida, de biología, ¿vale la pena correr ese riesgo? ¿Y es suficiente la recompensa? Me resulta difícil encontrar cierto balance energético natural en esta estrategia.

Son muchas preguntas para las que, por supuesto, no tengo respuesta definitiva, jamás la tendré y dudo que nadie la tenga. Pero sobre lo que sí tengo serias dudas es acerca de lo que se está promoviendo alrededor de la alternativa a la sabiduría convencional –guiño a Sisson–, en el entorno Born to run. Y aquí nadie lo discute, que estamos hechos para correr. De hecho, después de caminar y a la par con todo el trabajo de suelo y cuadrupedia, correr es la segunda familia más importante del Método Natural de Georges Hébert.

En fin. Como mínimo aquí tenemos a “unos” que dicen que no, que prefieren otras estrategias de caza más económicas, seguramente a cambio de un gran esfuerzo físico –proporcional a la recompensa–, pero jamás sostenido en el tiempo a una alta intensidad, aburridamente crónico.

¡Ah! Por cierto. El matiz de las comillas en el “una” tribu y en el “unos” de después tiene dos motivos.

El primero, que esto es un ejemplo y que, como bien dice Alba, extrapolar lo que hacen unos tipos para justificar lo que “deberíamos” hacer todos roza, como mínimo, lo pretencioso –¿he oído tarahumaras?

Y segundo, que si uno rasca un poco en libros de antropología y le añade un poco de sentido común al asunto verá que, dada su naturaleza, la caza por persistencia no tiene mucho que ver con lo que cuentan por ahí y que, a nivel global, es una de las infinitas formas de caza – probablemente una de las menos practicadas.

Insisto, no dejéis de leer Elogio a una vida natural, humana y coherente (1), y de paso añadid su blog a vuestra lista de lecturas, que me han chivado que pronto vendrá una segunda parte.

Esto es sólo mi opinión, que cambia constantemente. No me creas. Crea la tuya.


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