La bolsa. ¿Dónde coño está la bolsa azul? La enorme no, la mediana, la de “solo necesito meter el pijama, unas bragas y una camiseta” ¿Dónde la hemos escondido? No tengo tiempo de ponerme a buscar ahora…ya lo pensaré la semana que viene. La maleta de ejecutiva y a tomar por culo. A ver, cosas que no se me pueden olvidar. El pijama, de pantalón largo que luego dicen que allí hace frio. ¿Qué problema tienen con el frio? Vestirse para pasar un día de calor extremo en Mordor es un problema. 22 grados es una temperatura cojonuda, ni sudor de canalillo ni nada. Ropa interior, conjuntada siempre como dice Molimadre. Unos vaqueros. Un cinturón que se me caen, es curioso, siempre pensé que el cinturón era más bien algo de adorno…y resulta que no, que impide que se me caigan los pantalones. Camisetas. Lade Bruce y la de “Moli mola mil”…no sé si me atreveré a ponérmela…a lo mejor debajo de la otra. ¿La llevo o no la llevo? La llevo y otra por si acaso no me atrevo. ¿Qué más? El cargador del móvil, la batería de repuesto, como me quede sin batería se de alguno que me cruje. Un libro. ¿Tendré tiempo para leer? Seguro que sí. Mañana me despertaré a esa hora absurda a la que me despierto siempre y seguro que tengo que esperar horas a que los demás se levanten. Me lo llevo. ¿Qué más? ¿Las entradas? Las tiene Juan. Tengo que mandarle 25 mensajes para que no se le olvide. Me acuerdo cuando fuimos a Gijón a ver a los Rolling hace mil años. Cada vez que parábamos en algún sitio, al montarnos en el coche Juan hacia “checking”, sacaba la cartera y miraba si llevaba las entradas y dinero, comprobaba que llevaba las llaves y no sé qué más. Joder. ¿En qué año fue eso? Hace mil. ¡Las zapatillas! ¿Las rojas o las blancas? Los calcetines. Las rojas tienen mil años pero me flipan…las blancas están más nuevas, mejor las rojas, la mejor manera de conseguir destrozar unas zapas blancas es llevarlas a un concierto. A ver cuántas absurdas con sandalias de tacón veo en el concierto. Es acojonante, pero un concierto en Gijón y habrá tipas trepadas en sandalias y otras perdiendo las chanclas. ¿Qué más? Un jersey. La cazadora vaquera. Sé que no voy a usarla pero en fin, al coche y listo. Algo se me olvida. ¡Un bolso pequeño en bandolera! Esto tiene su complicación. No puede ser enorme pero tampoco una absurdez donde no me quepa nada. ¿Este? Si. Caben las gafas de ver, las de sol, el móvil, la cartera y la batería de repuesto del móvil. ¡Ah sí!..Y los tampones... ¿estará Amaia Salamanca en el concierto? Me desconcentro. ¿Qué más? ¿El hotel? Ni idea, de esto se encargan Fede y Mónica que van de "padres", yo voy a tiro hecho y de solterismo. Paso de preocuparme. Tengo que sacar pasta.
¿Ya está todo? Creo que sí.
Estoy atacada pero sé que en nada adquiriré un superpoder que mola muchísimo y que me hace feliz. Durante unas horas, días en este caso, no pienso en nada más que en él. Todo lo demás me da exactamente igual.
Sincronicemos relojes.
En 4 horas salgo para Gijón.
Otra vez a ver a Bruce.
Y con ésta serán 13. A lo mejor es mi día de suerte y me toca ser la chica.