Revista Comunicación
Todo el mundo se cree especial, destinado al éxito y digno de dar el 'pelotazo'. En Uncut Gems lo cree incluso un tipo tan despreciable, hortera, mentiroso, avaro y traidor como Howard Ratner, vendedor de joyas de la comunidad judía de Nueva York. Lo interpreta el cómico Adam Sandler, que puede haber hecho el papel de su vida, aunque no debería sorprendernos verle en un registro dramático. Lo acompañan unos estupendos LaKeith Stanfield, Eric Bogosian, o Judd Hirsch, como las caras más conocidas de un amplio reparto de actores poco conocidos -Julia Fox está estupenda-. Uncut Gems puede ser esa gran película estadounidense curiosamente ignorada por los premios Oscar y los Globos de Oro. Los jóvenes hermanos Safdie -Benny y Josh- han conseguido hacer algo así como una versión judía de Uno de los nuestros (1990) -salvando las distancias, claro-. En ella nos cuentan las dificultades de Howard, padre de familia con doble vida, con amante incluida, arriesgado apostador y fanático del baloncesto. Los Safdie demuestran su capacidad para poner en la pantalla un caos ordenado -todos los personajes hablan al mismo tiempo, se gritan, se insultan -es de esas películas en las que se dice mucho fuck- y las acciones se superponen, creando una tensión tremenda, por ejemplo, cuando una puerta de seguridad falla y no se abre. Todo esto imprime al relato una verosimilitud tremenda en una fantástica coreografía que obliga a la cámara a moverse constantemente, en largas escenas que nos sumergen de lleno en el mundo que describe la película. Ese mundo es, a pesar de su especificidad, el nuestro. A través de sus personajes, Uncut Gems nos muestra una sociedad -la occidental- vacía, en la que la familia no vale nada -es tan corrupta como todo lo demás- y en la que el dinero es el único valor vigente. Todo tiene un precio en el mundo de Howard, todos los objetos son intercambiables, se pueden empeñar o se pueden malvender para conseguir un poco de efectivo que permita hacer la siguiente apuesta, que podría convertirle en millonario o salvar su vida, cancelando sus múltiples deudas. El conflicto de Howard es que, sí, todo tiene un precio, pero ese valor es relativo y puede cambiar según unas relaciones de poder que niegan que Estados Unidos sea realmente la 'tierra de las oportunidades'. Howard está constantemente entre la ruina absoluta y la riqueza, amenazado de muerte, capaz de relacionarse con matones de poca monta, pero también con estrellas de la NBA como Kevin Garnett, o artistas de moda como The Weeknd. Entre el cine negro, por su retrato del submundo criminal y su pesimista visión de la existencia, y el cine de autor, por su ambición -cuando la cámara se sumerge en el interior de una gema, o el uso de la música de Daniel Lopatin- Uncut Gems es una de las mejores películas de Netflix y sus directores, talento a tener en cuenta en el futuro.