Me preguntaba un seguidor en instagram cuál era el top de la cata y le remití a este post, ya que, para mí no hay ninguno y lo son todos.
Respuesta un tanto a la gallega, pero que incide en la diferencia de los vinos, no en su elaboración, sino en uno de los componentes básicos y a la vez esencial: el terruño.
Luisja e Igone consiguen con su trabajo en bodega respetar y preservar el aporte de casta, suelo y clima que marcarán las diferencia entre cada una de las añadas.
El 2016 es el más redondo y, podemos decir, que se ha "domesticado" ya que el tiempo ha jugado a su favor. Adicez más matizada, carbónico sutil y prácticamente imperceptible, más elegante en su conjunto. Un top.
El 2017 ha sido de los tres el más "salvaje". Acidez más marcada, sensaciones salinas y minerales más acentuadas sobre el aporte floral y frutal. Muy en línea de un txakolí serio, vivo y potente. Un top.
Y por último, el 2018 ha sido el que se ha visto más afectado por el clima. Ese grado de más lo delata y deja su impronta en esa untosidad, esa acidez más suave, ese aporte floral y frutal predominando sobre el componente mineral que nos habla de una madurez fenólica más completa. Un top.
Algún enochalado de los que nos siguen pregunarán por el Urkizahar 2017 Edición Limitada, pero al "jugar en otra liga" le dedicaré un post para él.
Espero que hayan disfrutado y, si no los conocen, se animen a disfrutarlos. Me lo van a agradecer, estoy seguro.
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¡Salud y buen vino!