A pesar de que las vacaciones de verano están hechas para descansar, de forma totalmente paradójica, durante esta época se detectan aumentos de los niveles de estrés, ansiedad y de peso, lo que supone regresar al trabajo o a la rutina con nerviosismo y kilos de más.
¿Pero? ¿Cómo es eso posible?
Muy fácil, hay personas que en lugar de dedicar sus vacaciones a hacer una cura de salud, (incluyendo ejercicio, meditación y buenos alimentos), más bien hacen todo lo contrario: beber y comer más de lo que su organismo soporta y de peor manera que durante el resto del año (bocadillos en la playa o en la piscina, helados a media tarde, paellas o fideuas para cenar), hacer menos ejercicio físico (con la excusa de “descansar”), tomar el sol en exceso (no vaya a ser que lleguen blancos en septiembre) y dormir menos horas (¡Viva las fiestas nocturnas estivales!).
Como resultado, tras unas vacaciones que teóricamente debían haber sido para descansar, regresarán al trabajo o a su rutina habitual más cansados de lo que se fueron, afrontando esta etapa sin la suficiente energía y con las defensas bajas. ¿Creéis que estoy exagerando?
Según declaraciones de José Manuel Ávila Torres, miembro de la Sociedad Española de Nutrición (SEN) y de la Fundación Española de la Nutrición, las vacaciones son una de las épocas más propensas para coger unos kilos de más, principalmente porque hay más tiempo para el ocio, que en España se dedica al característico aperitivo.
A su juicio, el problema no es el hábito del tapeo sino la falta de una “disciplina” alimentaria en esta época; “Además, la gente tiene más tiempo y la mayoría no dedica parte de ese tiempo a hacer ejercicio físico aunque sea moderado, lo cual es muy recomendable” dice el doctor Ávila.
A esto se suma que preferimos dedicar menos tiempo a cocinar para emplearlo en actividades de ocio. Existen una serie de ingredientes que tienen un grave impacto en nuestra salud y al mismo tiempo en nuestro envejecimiento.
Carnes rojas, fritos y azúcares son solo alguno de los alimentos que están relacionados con problemas de corazón, diabetes y obesidad. Isabel Moreno, experta en nutrición y terapias naturales de SHA Wellness Clinic, considera que “el verano puede ser el mejor momento para cuidarse y tomar medidas para perder esos kilos de más que hemos cogido durante el año ya que tenemos más tiempo libre y podemos dedicarnos a nosotros mismos”.
La falta de sueño es otro de los errores que cometemos durante las vacaciones que nos hace envejecer. Durante el verano dormimos menos horas de las que nuestro organismo necesita y en lugares menos recomendables. La melatonina, hormona que nuestro cuerpo produce para controlar los tiempos de sueño y vigilia, se segrega cuando hay oscuridad. Sin embargo, en vacaciones aprovechamos el tiempo libre para descansar en la playa o la piscina, durmiendo de día, sin la oscuridad necesaria nuestro cuerpo, disminuyendo la concentración de esta hormona en el organismo y reduciendo al mínimo la calidad del sueño.
Recientes estudios del Laboratorio de Sueño y Neuroimagen de la Universidad de California (EE UU) revelan que la falta de sueño reduce la capacidad de ciertas regiones del cerebro encargadas de tomar determinaciones. En general, si dormimos menos horas de las que debemos (se recomienda de forma habitual alrededor de 8 horas diarias) podemos tomar decisiones arriesgadas para nuestra vida, pero también respecto a la comida que consumimos, escogiendo alimentos más grasos y por tanto menos saludables. Esto podría explicar la estrecha relación entre el insomnio y la obesidad. (Dejo este tema para otro post).
Con respecto al aumento de los niveles de estrés, científicos de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Holanda) en un estudio publicado en la revista Applied Research in Quality of Life detectaron que mientras veraneamos o vamos de viaje somos más felices. Sin embargo, cuando el descanso termina, los niveles de felicidad descienden a gran velocidad.
No obstante, en sus investigaciones los científicos encontraron una excepción: cuando las vacaciones eran verdaderamente relajantes la felicidad de los veraneantes se prolongaba de manera sustancial tras la vuelta al trabajo.
Noelia Aguirre, psicóloga de SHA Wellness Clinic también ha detectado en sus pacientes lo que se conoce como “estrés vacacional”. La doctora Aguirre declara “la pérdida de la cómoda rutina genera ansiedad y vacío y las vacaciones planeadas nos someten a imprevistos y horarios que alteran nuestro equilibrio emocional”.
Vacaciones para descansar
Para ello, SHA Wellness Clinic, la clínica de bienestar y estilo de vida saludable, nos propone aprovechar esta época del año para realizar una cura de salud que equilibre cuerpo y mente. Es decir, nos recomiendan unas “vacaciones saludables” en las que se vigile la ingesta de calorías y de alimentos nocivos para la salud; apostando por la práctica de ejercicio al aire libre, la eliminación del estrés acumulado y el pleno descanso.
Intentar no cometer demasiados excesos (evitando grasas saturadas, azúcares simples, alcohol, etc) e incorporar a nuestra dieta de final del verano: zumos naturales, ensaladas, verduras al dente, setas, algas marinas y mucha, mucha agua. Todo eso regado con algunas sesiones diarias de meditación (¿Recordáis mi post sobre el timo? ¿O los saludos al sol de yoga? ¿O un sencillo ejercicio de relajación? ).
Estamos en el punto álgido de las vacaciones estivales y debemos preparar el organismo para el nuevo curso escolar (vayamos o no al colegio) para que en otoño nuestras defensas estén preparadas para poder asumir con energía, fuerza y vitalidad los nuevos retos que nos hayamos propuesto para el 2015!!! El tiempo pasa volando!!!
¿Y vosotros? ¿Ya estáis de vacaciones? ¿Estáis disfrutando de un merecido descanso o más bien estáis en el límite de excesos de comida y falta de ejercicio como se comenta en el post? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!
Besos desde mi blog!!!