Por Bermardo Villar
El día de ayer publiqué un artículo sobre la naturaleza proactiva del proceso de aprendizaje, ese artículo ya no existe mas que en mi memoria y en la de los que tuvieron la oportunidad de leerlo, porque un amigo hacker, no se si el mismo que nos había visitado ya u otro distinto, tuvo a bien borrar todo el blog, mismo que me llevó algunas horas restaurar del respaldo del día anterior.
Así que en estos momentos me disponía a reescribirlo, pero ante la certeza de que al tratar de reescribir lo mismo iba a conseguir cuando mucho un documento acartonado y falto de autenticidad; he decidido a hacer una versión distinta abordando los ejemplos centrales del anterior.
Escribía entonces en relación a comentarios como estos: "el entrenamiento no me funcionó porque el entrenador no me supo enrolar para sacarle valor" o "No me funciona que me presionen a hacer las cosas de un modo distinto al que estoy acostumbrado(a)"
Aquí es conveniente hacer dos observaciones:
Primera: El entrenamiento está disponible pero no puede hacer que aprendas nada. No puedes quedarte a esperar que el conocimiento llegue por arte de magia. De pronto podría parecer que el proceso de aprendizaje es algo pasivo, algo que ocurre de afuera hacia adentro, verdad? como sentarse a oír algo y de pronto ya está: tengo el conocimiento. Pues no es así, todo el conocimiento del mundo no sirve de nada si no abres el espacio para que exista el aprendizaje. Imagina que estás frente a una puerta cerrada con una llave. Tu sabes que tras la puerta hay un tesoro increíble, así que con la llave abres la puerta y contemplas todo ese oro esperándote. Te emocionas, sonríes y te paras a esperar. Pero, ¿Qué ocurre? ¿Por qué no tienes ese tesoro si ya abriste la puerta? Te comienzas a desesperar, te paseas de un lado a otro, comienzas a refunfuñar y nada pasa. Terminas yéndote muy enojado(a) porque ese tesoro no sirve de nada ya que no salió para irse contigo.
Inscribirse a un Entrenamiento de Transformación es como abrir la puerta que guarda el tesoro, pero no por asistir a los talleres tienes garantizado que vas a llevarte algo. El único modo de garantizar llevarte el tesoro es meterte a la habitación por él y acarrearlo. No hay otro modo. No depende del tesoro. No depende del entrenamiento. Depende de solamente de tí.
Segunda: El fútbol se juega en una cancha de ciertas medidas. Dos equipos con 11 jugadores en la cancha, un árbitro, dos abanderados, un balón esférico de cierto peso y características, dos porterías y una serie de reglas, y entre ellas que se juega sin tocar con las manos el balón, a menos que seas el portero y estés en el área de meta. Eso es el fútbol, esas son sus reglas, así se juega. Si tu quieres jugar con un balón cuadrado en una cancha redonda y poder usar las manos, tal vez tu juego sea más divertido, pero no es fútbol. No te metes a jugar fútbol para jugarlo con otras reglas porque entonces no estás jugando fútbol.
El entrenamiento de Transformación está diseñado de cierto modo y con ciertas reglas que aseguran la posibilidad de que el espacio en el que pueda ocurrir la transformación se cree. Si estás en un entrenamiento de este tipo, no es para hacer las cosas a tu manera. Haciendo las cosas como ya las haces has obtenido lo que ahora tienes, que puede ser fantástico pero no vienes a este entrenamiento para crear lo que ya creaste. No es a tu manera aunque haciendo las cosas a tu manera te sientas más a gusto. No es a tu manera aunque sea más divertido como tu quieras jugarlo. Es a la manera que es porque de cualquier otro modo no se juega este juego, y este juego se llama Transformación.
La eficacia de un entrenamiento no depende más que de tí. ¿Quieres que te funcione? Pues juégalo con las reglas que son, no con las que quieres; juega al 100% sin guardarte nada y recuerda que si no vas tu por el tesoro, el tesoro no va a ir a ti.