Revista Cultura y Ocio

¿Velocidad? si, pero "pa qué" por Jesús Garcia-Ochoa

Publicado el 07 marzo 2015 por Borjamassbateria

 

Si ya lo dijo Pirelli, que la potencia sin control no sirve de nada. Y la velocidad, pues tampoco. Y por eso, a menos que tu única meta sea batir el WFD a lo Mangini (en ese caso, ¡ánimo campeón!), merece la pena que antes de girar la ruletita del metrónomo te preguntes “Y esto pa qué”

Hola amigos massbateriamaniacos!! Hoy os traigo una reseña muy especail y de paso también una buena noticia. A partir de hoy y regularmente, tenemos nuevo columnista en massbateria, se llama Jesús Garcia-Ochoa y la verdad, lo hace muy bien! Para nostros es un placer tenerlo por aquí para hablarnos de temas siempre interesantes, haciendo reflexiónes y artículos de opinión sobre esas cuestiones que a todos nos importan, esas preguntas que nos hacéis llegar todos los días y que gracias a Jesús, podremos abordarlas desde ópticas distintas.
En su primer artículo, nos da las claves sobre la velocidad con la batería y realmente "pa qué" sirve, pero siempre desde su personal punto de vista. Sin embargo, permitidme presentaros antes a Jesús Garcia-Ochoa...
Jesús García-Ochoa García. Toledo, 1990.
Comienza sus estudios musicales a la edad de 7 años, ingresando después en el Conservatorio Profesional de Música "Jacinto Guerrero" de Toledo, donde continúa estudiando percusión clásica y batería con Pedro Varea, quien le aporta una sólida y buena base técnica e interpretativa.
En 2011, tras diplomarse en Magisterio Ed. Musical (Universidad de Castilla – La Mancha) se instala en Madrid, iniciando Estudios Superiores de Percusión en el RCSMM. A su vez, estudia Jazz con Carlos Carli en la Escuela de Música Creativa, siendo además batería en los combos de Pepe Rivero y Arturo Lledó.
Posteriormente, en búsqueda de un aprendizaje lo más amplio y completo posible asiste a clases, clinics y masterclases con baterías de diferentes ámbitos y estilos como Marcelo Novati (sesión), Anye Bao (flamenco) o Alfred Berengena (metal) entre otros, teniendo siempre como profesor de cabecera a Toni Mateos, con quien consigue su más alto grado de madurez técnica, preparándose para trabajar tanto en directo como en estudio de grabación.
En sus más de 10 años de experiencia como batería, Jesús García-Ochoa ha colaborado en proyectos de estilos tan diferentes como el punk, rock, pop británico, celta, fussion, latin…
Como percusionista, ha formado parte del grupo de percusión "Perfussion", y ha colaborado con orquestas como la Orquesta Filarmónica de Toledo, Orquesta Filarmonía (Madrid), o la Orquesta Clásica Santa Cecilia (Madrid), entre otras.
En la actualidad, aúna su faceta pedagógica y docente, muy vocacional, impartiendo clases particulares de batería y como profesor de percusión en la Escuela de Música de Ajofrín (Toledo), con proyectos musicales como Maluenda (pop de autor con diversas influencias) y BOOST, grupo de percusión del que es miembro fundador.
Como véis, polifacético dónde los haya, seguro que va a aportarnos material muy interesante y desde luego un punto de vista muy válido sobre diferentes cuestiones baterísticas y sobre el mundo de la percusión.
Ahora sin más, os dejo con este excelente artículo!!
JESUS GARCIA-OCHOA

JESÚS GARCIA-OCHOA


¿VELOCIDAD? SI, PERO "PA QUÉ"


Te presento los dos primeros pasos del método “Yo aprendí a tocar la bate solito”:
Paso 1. Pum cha pum cha pum cha… Paso 2. PUCHAPUCHAPUCHAPUCHAPUCHAPU… 
Te suena ¿eeeeh? Porque sí, desde tiempos remotos la especie humana ha sido amante de la alta competición. Y todos sabemos que, después de mucho sudar y morderte el labio hasta que conseguiste coordinar ese primer ritmo, lo siguiente que vino fue un “¡Mamá! ¡Mira qué rápido lo hago!”. No fue “mira qué preciso”, ni “mira qué pianissimo”. Que te mola la velocidad, granuja. Y lo sabes. 
Si ya lo dijo Pirelli, que la potencia sin control no sirve de nada. Y la velocidad, pues tampoco. Y por eso, a menos que tu única meta sea batir el WFD a lo Mangini (en ese caso, ¡ánimo campeón!), merece la pena que antes de girar la ruletita del metrónomo te preguntes “Y esto pa qué”. No digo que te compres un espejo y pases horas y horas recreándote con el groove que eres capaz de sacarle a tus tambores. Al César lo que es del César, y a cada estilo su parcelita de trabajo específico.
Piensa en qué te gusta tocar, qué repertorio te han pedido que montes, o con qué bandas tocas habitualmente… En definitiva, basa tu estudio en la consecución y dominio de todas aquellas destrezas que te vayan a ayudar a exprimir al máximo las posibilidades baterísticas que esconde cada estilo musical. ¿En qué momento del ensayo con tu banda de Blues vas meter esas flamantes semicorcheas a 180 bpm con la izquierda que conseguiste hacer el otro día después de toda una tarde estudiando? (Por favor, si quieres permanecer en tu banda, mejor no te plantees la respuesta). Pero eso sí, cuando el suffle no camina, ¿de quién es la culpa? ¡Bingo! Recuerda que, exceptuando los pocos elegidos que pueden basar su carrera musical en clinics de exhibición gracias a su virtuosismo, la mayoría de los mortales somos simples baterías que tocamos con y para otra gente. Ya sea profesionalmente o como hobby. 
Pero, ¡ojo cuidao! Ser de esos “simples baterías” y hacerlo bien no es moco de pavo. No olvides que, además de ser el mejor amigo del músico y haber leído la bibliografía completa de Valle-Inclán mientras tus compis afinaban, eres el motor y el sustento de toda la música que se hace en tu banda. Y eso tiene un trabajo previo importantísimo por tu parte. No comerte en volumen a tu cuarteto de Jazz depende de ti, y las dinámicas requieren tiempo de estudio. Que el son de esos temas de Latin funcione y la música sea “gosadera” depende de ti y, amigo, la independencia también requiere tiempo de estudio.  Pero es que si quieres que el guitarrista de tu grupo de Metal te adore y ponga en un altar porque no tuvo que esperarte en su mega solo de guitarra, también eso depende de ti. Y, efectivamente, la velocidad también se debe practicar y requiere tiempo de estudio. 
Por eso, párate a pensar. Tú sabes qué haces cuando acompañas. Tú sabes qué estilos cubres normalmente. Los días tienen 24 horas y también tienes derecho a vivir, leñe. Partiendo de unos mínimos generales, dedícale horas a extremar algo a lo que vayas a dar uso práctico después. Puede ser la velocidad, pero también cualquiera de los muchos campos trabajables cuando nos sentamos a la batería. Así que ya sabes. ¿Velocidad? Sí, pero pregúntate “pa qué”. 
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