Juegaterapia es una organización sin ánimo de lucro que trabaja para llevar un poco de alegría a los niños con tratamiento de quimioterapia. Se trata de vencer el cáncer infantil a través del juego. De ahí el lema de sus campañas, con un claro tono de complicidad infantil: “la quimio jugando, se pasa volando”.
En este simpático spot, que me envía mi amigo Jaume Figa, participan de una forma activa y desinteresada Alberto Chicote, El Hombre de Negro, Pablo Ibáñez y Risto Mejide. Los famosos aparecen instruyendo a los niños sobre cómo ganar la guerra al cáncer infantil: qué actitud hay que adoptar y sobre todo, qué armamento deben utilizar. Al principio, todo parece una instrucción para la actitud bélica, una captación de “niños soldados” que debería suscitar la mayor repulsa por parte de todos. Pero el espectador percibe desde el primer momento que el mensaje es justo el opuesto: la evidente parodia pone de manifiesto una enorme complicidad y cercanía con los niños…
Sí, todos los instructores animan a la guerra, y enardecen a los chicos para que utilicen las mejores armas. Y esas armas son… ¡los juegos!
Desde sus comienzos, Juegaterapia ha avalado la importancia del juego para los niños que reciben tratamientos de quimioterapia, porque jugar ofrece muchísimos beneficios: ayuda a que se distraigan, disminuye la angustia que sufren, reduce la percepción del dolor que sienten, y sobre todo, les pone en relación de amistad con otros niños enfermos de cáncer.
Por eso regala juegos a los menores, construye jardines en las azoteas de los hospitales y lleva a cabo otras iniciativas para mejorar su calidad de vida. Con esta campaña, la fundación espera captar no “niños soldados”, sino socios que quieran involucrarse en su labor, alegrando un poco más la vida de los niños que están en centros oncológicos.
Dentro de su sencillez, y del escaso presupuesto con el que se ha realizado, el spot merece nuestro apoyo y nuestro elogio. Por eso lo he seleccionado esta semana. También a mí me gustaría contribuir a su campaña. Porque los adultos podemos aprender mucho de los niños; y ayudándoles, es cuando más y mejor nos enriquecemos.