La función se sustenta con seis actores, siendo muy coral en su concepto. No podemos hablar de protagonistas en el sentido estricto de la palabra, ya que todos los papeles tienen aproximadamente la misma extensión, a excepción del Giacomo de Iñigo Asiain, casi testimonial pero muy necesario a la hora del desarrollo de la trama. Asiain cumple en un código de galán latino de profunda y seductora voz y sus pequeñas intervenciones resultan la mar de gratificantes. Juan Ortega como uno de los clientes del burdel que ayuda a nuestras heroínas en su aventura veneciana, cumple sin problemas en un papel muy bonito, de un chico un tanto simple, que por un rato de sexo sin amor es capaz de embarcarse en una góndola y todo. Ortega carga de sensibilidad su papel, resultándonos muy tierno y cercano, y consiguiendo un vínculo estupendo con sus compañeras en escena que se me antoja muy creíble.María Zarate, Merche Magro y Raka López dan vida a las tres prostitutas con gran equilibrio. Los tres personajes son muy distintos y los tres se complementan, desde la enigmática e introspectiva Zarate, hasta la pragmática Raka López, pasando por el torbellino de carácter que es Merche Magro, la paleta de caracteres es muy amplia, así como la diversidad de recursos de cada actriz, que brillan mucho en sus respectivos momentos de lucimiento. Cada una de nuestras actrices sabe perfectamente lo que hace y estar en el sitio que el texto les otorga. Zarate pura elegancia casi sobrenatural, López templada y comedida y Magro mas extremada que sus compañeras y con el punto justo de frescachonería que el personaje requiere. Para finalizar, Marga Escudero como la anciana dueña del burdel me resultó tremendamente entrañable, y emotiva, resultando su trabajo de gran enjundia, con una composición corporal muy interesante, y un delicado sentido de la ternura que en ningún momento cae en lo melifluo, algo que es muy de agradecer.
Sara Pérez dirige la producción, y lo hace con varias premisas interesantes, la primera es la propuesta estética, suave, tranquila y muy poética, como el propio texto es. El principio de la función resulta sorprendente con los actores realizando acciones definitorias de cada personaje, siendo un cuadro de gran belleza y que ayuda a que nos vayamos metiendo en la historia, algo en lo que supongo que Marchu Lorente siendo la encargada del movimiento escénico tenga mucho que ver en la efectividad de ese momento, que sin duda ya nos plantea por donde va el aire de la función. Sara Pérez busca unas interpretaciones profundamente naturalistas y alejadas de cualquier estridencia, siendo el resultado muy acertado, ya que la función precisa ese tono, sosegado y suavemente cómico que va en progresión a medida que va transcurriendo la historia. Cada carácter está perfectamente definido, los objetivos de cada personaje, y sobre todo las acciones acompañan a la palabra sin el mas mínimo problema están llevadas a cabo de forma clara y precisa
, siendo el resultado ágil y entretenido, y transcurriendo el espectáculo de forma muy fluida con atinados tiempos y profundamente enternecedor.Venecia es un chute de buen rollo, que me hizo sentirme mejor persona cuando salí de la función, y que me vino estupendamente bien en un duro día de trabajo que empezó fatal, pero que el espectáculo arregló para dejarme con la sonrisa puesta en la cara hasta que me acosté. Funciones como Venecia son muy necesarias en estos oscuros tiempos que nos han tocado en suerte, y sin duda su visión naif de la realidad me parece una genialidad que debemos aplicar con mas asiduidad en nuestro día a día. Estoy seguro que seríamos mas felices, ya que Venecia hace que nos sintamos así, y ahí amiguitos es donde estriba el mayor acierto y el encanto de la producción, vivir es maravilloso y Venecia así lo atestigua.
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