El mar sólo es el comienzo,
las puertas cerradas que lentamente cedeno las palabras amables
sobre la brisa y el gentío.
El acento varía a cada paso
y la hospitalidad se traducenunca negada.
He vivido por encima de mis posibilidades
y Cristóbal Montorono entiende la pasión,
la curiosidad, las aulas vacías de la universidad pública.
A veces Perú es algo más que top manta.
A veces los trenes se precipitan en el fin del mundo
y Copérnico se esconde atribuladopor su error universal, siempre en stereo.
El territorio alberga el regreso
como la madre en el aeropuertoesperando por su hija:
un verano de intercambio en Malta.
Padres modernos.
Internados decorados con cuadros de Ikea.Turismo de marca blanca.
El centro de las ciudades es siempre el mismo.
Nosotros variamos. Mutamos en el espacio.
Yo pienso en tus pechos
y empiezo a odiar la poesía con todas mis fuerzas.¿Para qué los versos si la música hace tiempo que nos sobrepasó?