8 de DiciembreAve verumPhilip Stopford (1977)
Como venimos viendo, la música coral sacra vive actualmente un momento de esplendor como no se conocía desde los tiempos del Renacimiento, una circunstancia excepcional que me llena de alegría. La joya de hoy es del compositor británico Philip Stopford, que la escribió mientras fue director de coros de la catedral de Santa Ana de Belfast, Irlanda.
Fue encargada como regalo de la comunidad protestante de Santa Ana a la comunidad católica de la catedral de San Pedro, situada a kilómetro y medio de distancia. Dada la historia de violencia que había padecido Belfast en los últimos decenios, fue un gesto muy elocuente, dice el compositor, cuya intención era unir a las personas mediante la música. «El motete habla del cuerpo y la sangre de Cristo, que son elementos centrales en las dos confesiones —señala—. Cuando lo estrenamos en 2007, el coro de Santa Ana lo interpretó en San Pedro; luego lo hicimos al revés; para la tercera ejecución, las dos comunidades cantaron juntas».
Stopford, hombre encantadoramente modesto, se considera un «músico eclesiástico temporal» a la antigua usanza, de los tiempos de Thomas Tallis, por ejemplo. «Trabajas para quien te lo encarga en el momento; es música viva, la gente la canta aquí y ahora». Stopford sigue el ejemplo de Walton, Stanford y Gibbons, y dice de esta obra tan bella como sencilla y sin complicaciones: «Hay que fijarse en las palabras, asimilar el significado, ver lo que han hecho otros y poner la propia aportación. No hago experimentos tonales, no soy muy ambicioso en ese sentido, solo quiero que pueda cantarla mucha gente. La música ha de ser lo bastante factible para que la gente la cante».
Este enfoque funciona: Stopford, que hoy trabaja con coros en el norte del estado de Nueva York, ha vendido música por valor de más de un millón de dólares; los coros de todo el mundo se interesan por su música. No me sorprende.
Clemency Burton-Hill