07 de JulioSinfonía n.º 5 en do sostenido menor 4: Adagietto: sehr langsam (muy lento) Gustav Mahler (1860-1911)
Para el aniversario del nacimiento de Mahler, la sublime carta de amor que cifró en su monumental quinta sinfonía. Y antes de ponerla, un poco de historia. En febrero de 1901 el compositor sufrió un derrame cerebral que casi acabó con su vida y del que tardó en recuperarse.
En julio se puso a trabajar en esta sinfonía, en la casa de verano que tenía en el pueblo austriaco de Maiernigg, que estaba a orillas de un lago. Con la obra medio terminada volvió a Viena aquel otoño y entonces conoció a Alma Schindler, antigua novia de Alexander von Zemlinsky. Fue un flechazo. Cuando Mahler volvió a Maiernigg el verano siguiente para completar la sinfonía, ya estaban casados y Alma esperaba su primera criatura (Maria Anna, que moriría en la infancia.
Este superromántico cuarto movimiento es una fastuosa declaración de amor. Empieza susurrando, crece con suspiros de anhelo, asciende hasta llegar a un éxtasis arrollador y luego va descendiendo con la máxima ternura y se estabiliza en un remanso de paz y serenidad. Mahler fue al pueblo con el lápiz y salpicó la partitura de indicaciones como «expresivo»,«vehemente»,«pasión muy sentida». Sin embargo, la muerte le obsesionó toda la vida y las sombras pendían peligrosamente sobre su cabeza.
El director Willem Mengelberg, que era amigo del matrimonio, escribió en la partitura, al llegar a este movimiento: «¡Amor! Una sonrisa ha entrado en la vida de él». Tal podría ser la mejor definición del enamoramiento que se haya hecho nunca. Pero no duraría mucho, ay.
Clemency Burton-Hill