Comenzamos el primer día (y único de este viaje en la capital) desayunando en el New York Café, sin duda la cafetería más espectacular de Budapest y una de las más bellas del mundo. Inaugurada en 1894 dentro del edificio construido por la New York Insurance Company (de ahí su nombre), reunía a importantes escritores húngaros. En el año 2001 se inició la renovación del edificio, convirtiéndose en un hotel de lujo de la cadena Boscolo, que también renovó la cafetería, haciendo que mantuviese su esencia y diseño originales. Hoy en día uno casi se siente como la emperatriz Sissi tomando un delicioso Caffe Latte, una de las deliciosas tartas que ofrece la repostería húngara, o un desayuno completo. Aunque eso sí, la nobleza húngara ha sido reemplazada por los turistas europeoa, americanos y asiáticos. Los precios son bastante elevados, pero sin embargo la visita es prácticamente obligatoria. Adjunto un link con las cafeterías más espectaculares de Budapest, por si preferís ir a otra.
Interior del New York Café de Budapest.
Una vez hemos cogido fuerzas, comenzaremos nuestro paseo por Budapest por la joya de la corona: el Parlamento húngaro (el tercero mayor del mundo por sus dimensiones, tras el de Bucarest y el de Buenos Aires). Os dejo otro link con una entrada de este mismo blog en la que escribí sobre el parlamento, aunque advierto que hay una importante novedad: la visita ya no es gratuita para los ciudadanos de la UE, sino que ahora deben abonar 8 euros (2.400 forint). Para los ciudadanos de un país que no pertenezca a la UE es incluso más caro: 20 euros (6.000 forint). La visita dura unos 45 minutos, y se realiza en grupos guiados. Hay visitas con guía en español, por lo que recomiendo ir por la mañana al centro de visitantes (bajando unas escaleras que hay en la calle, en el lado norte del parlamento) y elegir la hora que nos venga bien, comprar las entradas y volver a la hora de la visita. Tampoco se pueden hacer ya fotos de la sagrada corona húngara (antes se podía hacer sin flash), aunque durante el resto de la visita pueden hacerse fotos y vídeos con total libertad.
Parlamento de Budapest, desde la orilla de Buda.
Interior del parlamento de Budapest, parte del recorrido de la visita guiada.
Muy cerca del parlamento se encuentra la impactante basílica de San Esteban (Szent István bazilika), segunda visita de nuestro recorrido. La entrada a la basílica es gratuita, pero merece la pena pagar los 2 euros (600 forint) que cuesta subir al espectacular mirador de su cúpula, con una las mejores vistas de Budapest (probablemente la mejor tras el Bastión de los pescadores). Junto a la taquilla, situada a la entrada derecha de la catedral, se inician casi 300 escalones, que podemos ahorrarnos subiendo por el ascensor situado en el lado izquierdo según se entra (el contrario, pero primero hay que adquirir los tickets, ya que al salir del ascensor arriba nos los pedirán). Una vez allí se puede tomar un segundo ascensor hasta prácticamente el mirador, que nos permite subir unos 8-10 escalones solamente en lugar de los casi 300 mencionados. No hay diferencia de precio por subir o las escaleras o usar el ascensor, aunque en verano sí es cierto que puede acumularse una larga cola para esperar el ascensor.
Basílica de San Esteban. El mirador se encuentra en la balconada bajo la cúpula central gris.
La tercera parada es la Ópera de Budapest. Situada en la elegante avenida Andrássy, ofrece visitas guidas en español, donde nos explicaran como Austria permitió su construcción con la condición de que las dimensiones no podían ser mayores que las de la ópera de Viena, por lo que los húngaros dedicaron todo el esfuerzo al interior de la misma, logrando una acústica y una belleza que supera con creces las de la vecina Austria. El precio de la entrada es de unos 10 euros (2990 forint).
Ópera de Budapest, desde la avenida Andrassy.(fuente: wikipedia)
Para reponer fuerzas, un buen plan es comer en alguno de los restaurantes del barrio judío de Budapest: Mazel Tov o Kőleves son mis favoritos. Después, a la tarde, toca hacer la digestión y relajarse en alguno de los elegantes balnearios de Budapest: los Szechényi, situados en el parque de Városliget, los Géllert, en el hotel homónimo, junto al puente Szabadság, o los Rudas (baños turcos, que además tienen una piscina en la azotea, al aire libre, con vistas del Danubio que quitan el hipo, sin embargo a estos últimos solo pueden entrar hombres o mujeres según el día de la semana, aunque los findes y por las noches pueden acudir chicos y chicas juntos).
Piscina exterior del balneario de Szechényi.
Azotea de los baños Rudas, con una piscina exterior que atesora unas vistas impresionantes del Danubio y la ciudad.
Un plan obligatorio, especialmente si es la primera visita a Budapest, es realizar un viaje en barco por el Danubio, desde el que se pueden contemplar casi todas las joyas arquitectónicas de la capital, así como sus espectaculares puentes. Generalmente dura unos 45 minutos y suelen regalar una bebida a bordo. Los tickets rondan los 10 euros. Os dejo un link de la empresa Mahart, que es la que mejor conozco, con horarios y precios en este link en inglés. Los barcos salen de Vigadó tér 5/A, donde está el embarcadero, en ese mismo lugar hay una pequeña oficina donde se pueden comprar los billetes. Además dan una ficha que se puede canjear en el barco por una consumición. Os recomiendo tomar el barco coincidiendo con la puesta de sol, ya que es cuando encienden las luces y la iluminación de los monumentos.
Vista del parlamento desde el barco del Danubio, al atardecer.
Y finalmente, para cerrar la jornada, tras 24 intensas horas en Budapest, una buena idea es visitar algún Ruin Pub, siendo el más famoso de ellos el Szimpla, donde puede degustarse una buena cerveza húngara (Dreher, Soproni...) o un chupito de Pálina (aguardiente húngaro) para los más atrevidos, y así finalizar nuestro primer día en la capital húngara.