No existe en el mundo un volante de transición más inteligente y preciso que Xavi Hernández, tanto que con los años de experiencia sumados a la técnica que siempre tuvo y a la inteligencia para entender el juego ha alcanzado un nivel que le permite ser el conductor del mejor equipo del mundo cuando Iniesta no está.
Muchos de los goles del Barcelona llevan la marca del último pase de Xavi, pero especialmente la salida limpia del equipo se le debe en gran parte a él, a ese talento especial que tiene para controlar las pelotas más difíciles, para convertir un ladrillo en una pared, para levantar sobre las ruinas de una agónica jugada un castillo de fútbol con un solo toque. Ese es el gran Xavi Hernández, cuya carrera está terminando aunque cada día juega mejor.
Ha desarrollado toda su carrera en el F. C. Barcelona, club al que llegó en julio de 1991 cuando tenía 11 años ingresando en La Masía. Actualmente es el jugador blaugrana con más partidos en el equipo, superando a Migueli, quien tuvo el récord desde 1989 hasta el año 2010.
El centrocampista ha sumado su título número 19 con el Barça al proclamarse campeones del Mundial de Clubes. El vallesano es un auténtico coleccionista de títulos: ha ganado seis ligas, tres ligas de campeones, una copa del rey, dos supercopas de Europa, cinco Supercopas de España y dos mundiales de clubes con el Barça.
Además, Xavi ha sido uno de los protagonistas del partido contra el Santos, ya que ha dado la asistencia a Messi en el primer gol del argentino, y ha firmado el segundo tanto azulgrana. Una actuación espléndida que ha contribuido a la victoria del Barça en la final de Japón. La gran actuación del centrocampista azulgrana le ha hecho merecedor del título de segundo mejor jugador de la competición del Mundial de Clubes. Al finalizar el partido, le han entregado el Balón de Plata del torneo, un trofeo más que merecido por el gran trabajo que ha realizado en la final celebrada en Japón.
En el 2011 Xavi Hernández hizo historia. Además de su extenso palmarés, en el partido contra el Real Madrid jugó su partido número 600, un espectacular récord personal.