Hoy es una fecha muy especial, el blog cumple 8 años, ya que un día como hoy, en 2009, publicábamos la primera entrada del blog, y nuestra nave se despedía de la tranquila Aulide camino de Troya; cada año pienso que no completaré uno más, que las fuerzas ya van justas, al nivel de mi propio ingenio, pero luego mi querida Atenea siempre lanza ese rayo de luz que me muestra la senda , y catapulta las ganas de seguir un paso más , cual Lawrence de Arabia atravesando el yunque del sol ; quede aquí mi agradecimiento a todos los que, de forma constante o esporádica, os hayáis pasado por el blog, ya que vuestro aliento hace empujar mi aquea nave negra lejos del marasmo . Una entrada especial merecía un viaje especial, así que hoy os traigo un comentario de mi última visita a una bodega, en este caso, una Bodega, la de Hermanos Pérez Pascuas en Pedrosa de Duero .
Lo primero que impresiona al llegar a la bodega Perez Pascuas , es que es uno de los contados lugares de la Ribera del Duero, en los que mires donde mires, sólo veras viñedos . La carretera que une Roa de Duero con Pedrosa de Duero tiene un puñado de kilómetros , pero no queda m2 libre de viñedo o bodega construida, y eso no es fácil , siendo un gran espectaculo en esta epoca de verdor ; si uno observa desde los miradores de Roa, Aranda, Peñafiel solamente Carraovejas, las grandes capitales ribereñas muestran su industria, pero no la viña que les da fama, y que quedan para núcleos mas pequeños, lo cual puede despistar un poco al enochalado.
Foto de @alicepdm25
Mi primera visita a la bodega fue en 2005 , apenas llevaba dos años en mi trabajo actual y con compañeros hicimos ese viaje ; el tiempo pasa por todos, y el pudor me impide colgar alguna foto de esa excursión; la bodega ya entonces estaba muy preparada para el enoturismo, pero ahora , la nuevas reformas y ampliaciones la sitúan un punto por encima ; al llegar pude ver a José Manuel Perez guiando una visita personalmente, algo que sería impensable en otras bodegas . La raíz de su éxito radica en ser dueños de 135 hectareas de viñedo propio, sobre todo tempranillo y un pequeño reducto de cabernet , lo cual les permite autoabastecerse, y dirigir de forma personal cada uno de los trabajos de la viña, sin intermediarios ; uno de los aspectos capitales de esa labor pasa por la selección en viñedo y los rendimientos bajos, que les permiten controlar la calidad de sus vinos.
La visita nos llevó desde la sala de fermentaciones, pasando por la sala de barricas y el almacén donde los vinos terminados esperan su salida al mercado; me llamó mucho la atención el sistema de organización de las barricas, utilizando tecnología muy actual frente al clásico sistema de la tiza sobre la madera. También es destacable como , aún utilizando como mucho madera de tres años, juegan con tuestes nada invasivos con el vino, alejándose así de los estándares de la zona ribereña, ademas de, con buen criterio, no caer en la moda del verdejo “porpara” con la etiqueta del vino . Si no lo lo elaboras, no le pongas el nombre de tu marca.
Muchas gracias por estar ahí