La vitamina C, también conocida como vitamina antiescorbútica o ácido ascórbico, es una vitamina hidrosoluble imprescindible para el desarrollo y crecimiento. También ayuda a la reparación de tejidos de cualquier parte del cuerpo, formando colágeno (el tejido cicatricial) en el caso de las heridas o subsanando el deterioro en huesos o dientes. La vitamina C también podría ayudar a curar resfriados comunes.
También funciona como antioxidante, contribuyendo a prevenir el daño de los radicales libres. Estos radicales libres son moléculas que se producen cuando el cuerpo descompone alimentos o frente a la exposición del humo del tabaco y la radiación. Son los causantes del envejecimiento, y pueden ser factores que propicien enfermedades como el cáncer, la cardiopatía o la artritis.
Fuentes de la vitamina C
Las frutas y los vegetales son la fuente mayoritaria de vitamina C. Entre las frutas que contienen una mayor cantidad encontramos los cítricos, el kiwi, el mango, la papaya, la piña, las fresas, la sandía o el melón. Por su parte, algunos de los vegetales con mayor cantidad de vitamina C son el brócoli, la coliflor, los pimientos, la espinaca, la patata blanca o los tomates.
La vitamina C también se puede encontrar en varios suplementos vitamínicos, entre ellos, los multivitamínicos, aunque también se suele encontrar de manera individual.
La cantidad diaria recomendada de vitamina C varía según la edad y sexo:
Hasta los 6 meses: 40 mg.
De 7 a 12 meses: 50 mg.
De 1 a 3 años: 15 mg.
De 4 a 8 años: 25 mg.
De 9 a 13 años: 45 mg.
Hombres de 14 a 18 años: 75 mg.
Mujeres de 14 a 18 años: 65 mg.
Hombres mayores de 18 años: 90 mg.
Mujeres mayores de 18 años: 75 mg.
Además, los fumadores deben añadir 35 mg. más a su dieta, pues el humo del tabaco aumenta la cantidad necesaria de vitamina C para combatir los radicales libres que genera. Otros factores que requieren de una mayor cantidad de vitamina C son la toma de leche de vaca durante el periodo de lactancia en lugar de la materna, la falta de diversidad de alimentos en la dieta o algunos trastornos de salud como la hipoabsorción (absorción insuficiente), algunos tipos de cáncer o enfermedades renales.
Las mujeres embarazadas también necesitan una mayor dosis de vitamina C diaria: para las adolescentes se necesitan 80 mg. al día, mientras que las adultas requieren de 85 mg. Para aquellas en periodo de lactancia, las cantidades son de 115 mg. para las adolescentes o 120 mg. para las adultas.
Beneficios de la vitamina C
La vitamina C previene el escorbuto y sería también eficaz en la prevención de algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Son varios los tipos de cáncer que podrían prevenirse si se mantiene una dieta elevada en vitamina C adquirida a través de frutas y verduras, como puede ser el cáncer de colon, el cáncer de pulmón o el cáncer de mama. Sin embargo, una vez el cáncer se encuentra en tratamiento, la eficacia de la vitamina C no ha sido probada. De la misma manera, las enfermedades cardiovasculares suelen ser menos frecuentes en aquellas personas cuyas dosis de vitamina C es la recomendada, aunque no ha sido científicamente probado.
La vitamina C sí que ha demostrado ser eficaz contra el escorbuto, por lo cual recibe su nombre de “vitamina antiescorbútica”. Aunque esta enfermedad es poco común en la actualidad, puede ser contraída por aquellas personas que consumen vitamina C en poca o ninguna cantidad durante varios días. Sus síntomas son el cansancio, la inflamación de encías, manchas en la piel o dolor en las articulaciones, entre otras. Si el escorbuto no se trata a tiempo puede ser mortal.
Como creencia popular, se suele decir que la vitamina C también sirve como remedio para curar los resfriados comunes. Sin embargo, no todos los expertos coinciden en la eficacia real de este remedio. Lo que sí es cierto es que la vitamina C puede ayudar a reducir la duración del resfriado, aunque todo depende de las condiciones de vida de cada persona. En cualquier caso, la vitamina C no evita contraer un resfriado, pero sí puede ayudar a recuperarse.
El exceso de vitamina C puede ser perjudicial, ya que puede causar diarrea, náuseas y dolores. Además, puede interferir de manera negativa si se toma al mismo tiempo que otros antioxidantes o en tratamientos contra el cáncer.
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