Se esperaba que la nueva cinta de John Crowley hiciera más ruido de cara a su estreno. De hecho, fue uno de los regalos más agradables que se recuerdan de la pasada edición Festival de San Sebastián. Y aunque no este en el foco de las principales galas de premios cinematográficos, Vivir el momento se ha convertido en uno de los títulos más esperados por la cinefilia al entregar una cinta romántica protagonizada por dos de los grandes talentos juveniles de un nuevo star-system: Andrew Garfield y Florence Pugh. Intérpretes que en su corta carrera ya han conseguido ser nominados al Oscar, además de ser fichados por el ambicioso universo de superhéroes de Marvel. Su unión ya debería tener la valía suficiente para atraer al público a las salas, con un trabajo del que es mejor no conocer demasiada información, pero que conserva el espíritu optimista de la cinta de culto Una cuestión de tiempo (2013).
Esta es la historia de Almut (Pugh) y Tobias (Garfield) se conocen en un encuentro inesperado que cambia sus vidas. A través de pasajes de su vida en común (se enamoran, construyen un hogar, forman una familia) este hombre, recién divorciado y una talentosa chef, atraviesan una noticia que amenaza con tambalear los cimientos de su relación. El límite del tiempo comienza a delimitarse en un desafío donde los personajes aprendes a apreciar los pequeños momentos de felicidad de una vida, a través de una historia de amor que abarca una década de sus vidas, en un relato conmovedor.
La vida son momentos de emoción concretos en el tiempo. Muestra de ello son las tendencias virales en redes sociales, cuando una imagen de repercusión social se convierte para de una conversación de interés social. Muestra de ello ha sido la propia película, la cual ha visto como un elemento promocional de la cinta con un caballo de un carrusel de rostro horrendo, acabó robando el protagonismo a los actores, llegando a convertirse en un meme instantáneo. En este caso, hablamos de la magia del humor imprevisto, pero he ahí lo bello e impredecible que es vivir. A grandes rasgos, esta propuesta podría no tener nada diferenciador frente a otro tipo de títulos similares, pero su valor principal radica en una decisión por parte del proceso de montaje de la obra que la hace diferente de a la demás. Aunque por momentos pueda resultar confusa su edición, el filme va dando saltos en el tiempo sin contextualizar las situaciones, viviendo tres espacios de tiempo que no son correlativos y respondes a diferentes momentos cruciales para entender la evolución en la historia de la pareja protagonista.
Otro elemento diferenciador claramente la química entre Garfield y Pugh. Llevan años demostrando que son actores talentosos que generan un ambiente agradable, siendo una combinación idioma dado su dcarisma para entrar a vivir las emociones de sus personajes en primera persona. Su trabajo permite que casi de manera instantánea conectes con sus vivencias de primera mano, como si vivieras una historia de amor con los personajes. Aquí no hay elementos fantasiosos, pero obviamente nos espera cierto giro dramático para dar una mayor emotividad a las imágenes que nos están mostrando. Un relato corriente en cierto sentido, cuya finalidad busca hacerte reflexionar sobre lo efímera que es la existencia y como solventar nuestras adversidades de la mejor manera. Hay un gran balance entre lo luminoso y lo oscuro, parte de ese efecto viene de la mano de la composición musical de Bryce Desser. En un carrusel emocional que nos lleva del humor al llanto, casi sin ser conscientes, pero por suerte sabe dosificar ese contraste sin caer en el drama puro o la romantización más dulce.
A nivel estructural, esta película destaca frente al resto en su forma de recopilar pasajes trascendentales, para convertir una historia corriente, a grandes rasgos, en trabajo emocionante que va directo al corazón. Eleva a todos los niveles lo que podía ser una propuesta de comedia romántica al uso, evitando ser un culebrón corriente para ser un pasatiempo que consiga quedarse en el recuerdo del espectador. Sus saltos en el tiempo, aunque pueda aturdir a priori, termina por darle un carácter distintivo. Una decisión arriesgada diferenciadora, que junto a una pareja de escándalo forman uno de los entretenimientos más disfrutables y agradables del último año. Es necesario acercarse a las salas de cine y por una vez entre tanta catástrofe dar con una película con una nota optimista.
Crítica escrita por Juan Carlos Aldarias
Título original: We Live in Time Director: John Crowley Guión: Nick Payne Fotografía: Stuart Bentley Música: Bryce Dessner Reparto: Florence Pugh, Andrew Garfield, Adam James, Aoife Hinds, Marama Corlett, Grace Molony, Gianni Calchetti, Nikhil Parmar, Heather Craney, Kevin Brewer, Laura Guest, Gabriel Robinson, Daniel Bowerbank, Lee Braithwaite, Emilija Senavaityte, Jennifer Noble Distribuidora: Beta Fiction Fecha de estreno: 01/01/2025