Revista Espiritualidad

Vocabulario vs logos

Por Srigangamata @SRIGANGAMATA
Algunas veces han dicho que escribo bien…yo sostengo que, desde lo literario, BIEN es un término muy grande para lo que yo hago. Me animo simplemente a decir que escribo con prolijidad y que, en tanto sale de mis vísceras, como todo lo que hago, escribo con identidad.
Y hago esta introducción porque hoy me voy dedicar a reflexionar sobre un tipo que de verdad…pero de verdad, ESCRIBE BIEN.


Es concreto, asertivo, agudo, sorprendente, creativo, sagaz… y monosilábico.
¡Y hay que ver lo que hace el tipo con un monosílabo…¡
ESO ES ARTE, SI SEÑOR!!!!

Yo lo llamo Dios, pero vos le dirás como te plazca. Incluso inexistente…
No cambia nada de lo que diga en este texto. De hecho, yo estoy convencida de que Él es ateo, y si funciona para él debe ser bueno.
Para ser precisa, yo lo llamo Dios  no porque crea que entra en la palabra, lo llamo por el diminutivo a fuerza de confianza;  después de todo el susodicho lleva toda la vida conmigo, ya que yo le preste atención o no. (Tiene cierto don de la persistencia que le sienta muy bien para ser eso de “El que Es”)

En fin, en una realidad de mi mente dónde las palabras crean realidad, dónde la búsqueda de la raíz misma de la palabra define significantes inconscientes, donde la riqueza lingüística determina la capacidad de expresión (y por tanto la capacidad de crear), el tipo va a lo simple y lo resuelve todo con un monosílabo.

EL SÓLO DICE “SI”

¡Pero que “SI”!!!!
Omnipotente, indubitado, puro y sin sombras.
Y de ese “SÍ” emanan universos enteros, dimensiones infinitas, creaciones ilimitadas, amor genuinamente incondicional, gracia plena, completudes perfectas…Y nosotros… que a veces me pregunto si no habremos coincidido con un estornudo y por eso salimos como salimos.

Claro que, en esto de salir como salimos, (que en realidad tiene que ver con un diseño fantástico pero muy estilo IKEA y a veces el instructivo no se entiende) viene acompañados con nuestro lenguaje, que, por ser más limitado e incompleto, a imagen y semejanza de su creador, es mucho más profuso, intrincado, complejo, inasible, desorientador, impreciso y entonces nacemos los que, como yo, carecemos de capacidad de síntesis a nivel epigenético.

¡Y ahí está la cuestión!!!
Porque al fin de cuentas, atrás de todos los velos, la conversación siempre es con Él.
Y Él, tan Monosilábico y nosotros tan Tratado Sobre La Inmortalidad Del Canguro. ¡Así no hay conversación que aguante che!!!

Salvo que se acepte que esa limitación es la que nos define y al mismo tiempo es la que nos abre la puerta para trascenderla… y ahí está, casi sin darnos cuenta…” ACEPTACIÓN” nuestro primer “SI” completo…nuestro primer paso al universo lingüístico de Dios.
Y ya que aceptamos que esa limitación es una dualidad “Hecho-Posibilidad” comprendemos que la responsabilidad de la conversación con Dios (en universo, el cosmos, el todo, tu logos primordial, tu fuerza interior…ya te dije, vos llámalo como quieras) es exclusiva y 100% nuestra (Porque el “SÍ” de Dios asume, a priori todas las responsabilidades potenciales sin importar sus alcances…el que sabe, sabe).

VOCABULARIO VS LOGOS

Acá es dónde empieza aquello de la Torre de Babel, de acceder desde nuestra limitación a su Omnipotencia, y los intentos de todas las religiones, doctrinas, tendencia, y booms publicitarios de la nueva era de “pautar” esa conversación. Porque como creemos que sale de nosotros, la volvemos condicionada, coercitiva, menor.

Queremos imponernos a Dios (usá las palabras de este modo y Dios te va a responder…)
Queremos negociar con Él (Vos me das esto y yo te camino hasta Lujan)
Queremos escondernos de Él (cancelar, cancelar, cancelar)
Queremos definir los parámetros de su comunicación (“ Si ud mira la foto de la casa de sus sueños 5´todos los día Dios se la concederá”)
Queremos interpretarlo (El universo conspira a nuestro favor, tiene un logística infalible, opera en modos misteriosos)
En definitiva, queremos hacerlo chiquito, porque somos chiquitos. (Como yo, que en mi pequeñez lo llamo por el diminutivo y creo en Él porque no tengo le valor de Ser atea como Él, que no cree en un poder mayor más que sí mismo)

Si, en cambio, entendemos que la conversación nació en su “SÍ” incluso antes de ser “nuestra”, somos capaces de comprender que lo que en verdad hace posible esa conversación, no es nuestro discurso, no es nuestro decreto, ni nuestro conjuro…
Es nuestra genuina vibración. La nota pura que hace eco en su “SI” por el poder de esa pureza, que nace de nuestra coherencia en todos nuestros cuerpos (físico, mental, emocional y espiritual).

Y entonces se vuelve evidente, aquello que decía mi Maestro de Zen

“NADA NOS VIENE DEL UNIVERSO SIN QUE LO HAYAMOS PUESTO AHÍ “

Porque el “SÍ” es un fluido cuántico con calidad de espejo que refleja todo aquello que nosotros proyectamos.
Y ahí, nuevamente sin pensarlo (o tal vez a fuerza de tanto pensar) llega nuestro otro “SI” …El sí a nosotros mismo y a nuestro potencial de divinidad.
Y de a poco la conversación se vuelve un hecho

Reflexiono sobre esto del “lenguaje” de Dios desde hace años, pero confieso que la redondez del monosílabo me llegó de las manos de Neale Donald Walsch el autor de “Conversaciones con Dios”
te dejo el video porque me parece una joya y como prueba de que, a más cerca de Dios, más capacidad de síntesis
=)
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 Namasté

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