CONSULTA:
Llevo ya muchísimos años con ansiedad y depresión y las cosas cuando parece que se arreglan al tiempo vuelve todo a ser como antes o peor. He superado muchas cosas con la ansiedad que tenía. Tenía agorafobia (sigo teniendo pero menos), he vuelto a viajar en coche trayectos largos, cuando antes ni salía de casa, pero lo que peor llevo es el tema de los transportes públicos, no soy capaz de coger un autobús, ni un tren, ni metro (muchísimo menos) ni avión. Este tema sí que me tiene martirizada ya que le tengo pánico a los ataques de ansiedad o de pánico. He llegado a tener más de 5 diarios durante un periodo largo de mi vida, y ahora han vuelto de vez en cuando. Ahora mismo no tengo coche para desplazarme, no tengo trabajo para estar siempre con taxis, e irme andando (es lo que más hago) tampoco puedo largos caminos ya que tengo fibromialgia y me agoto. Por favor a ver si me podéis ayudar (aunque ya he estado en psicólogos por este tema) porque vivir así es muy difícil, y todavía soy joven. Gracias.
RESPUESTA DE SOMOSPSICO:
Estimada lectora:
Cómo su propio nombre indica, los ataques de pánico (te recomendamos echarle un ojo al artículo) llegan a ser experimentados por la persona con un verdadero terror, pensando realmente que van a sufrir un ataque al corazón y con unos síntomas fisiológicos de activación agotadores.
Lo primero que nos gustaría decirte es que debes felicitarte por los logros que ya has conseguido, pues seguramente no han sido fáciles para ti. El hecho de que ya seas capaz de viajar en coche trayectos largos, salir más de casa y enfrentarte a las cosas que antes te causaban pavor es algo que has de reconocerte y que podría servirte como punto de partida para nuevas metas.
Por otro lado, sería bueno que tratases de no obsesionarte con el tema de los transportes públicos. Cuando tenemos mucho miedo a algo, pero sabemos que poco a poco lograremos enfrentarnos a ello, es fundamental contar primero con una base segura que nos de tranquilidad y nos permita ir avanzando paso a paso. Por ejemplo, si te cuesta mucho esfuerzo y sufrimiento coger el metro o el autobús, has de saber que siempre habrá otras opciones para desplazarte. Una vez asumido esto, y cuando te veas con fuerzas de intentar afrontarlo y te montes en un autobús, también debes saber que hay paradas continuamente en las que podrías bajarte en caso de unas circunstancias graves.
Es posible que, además de preocuparte el sufrir el ataque en sí, también te preocupe la reacción de los demás al verte así. Por esta razón, te recomendaríamos que hicieras un esfuerzo por luchar contra esos pensamientos que seguramente te aparezcan en esa situación: “me están mirando, seguro”, “todos van a ver lo mal que me pongo”, “qué vergüenza me da”. Cuando esto te suceda, piensa que los demás ya están bastante inmersos en sus preocupaciones como para estar pendientes de todo lo que ocurre a su alrededor. Además, ¿acaso crees que a ellos no les preocupa la imagen que ofrecen sobre los demás? Relájate y no caigas en el error en el que muchos caemos de creernos ser el centro de todas las miradas en momentos concretos.
En resumidas cuentas, tal y como expresamos en nuestro anterior artículo sobre el tratamiento de las fobias, lo importante es ir enfrentándose poco a poco a las situaciones temidas, reaprendiendo que no hay nada real de lo que tener miedo.
Un dato más. En ocasiones, para demostrar a pacientes con ataques de pánico que realmente estos no suponen una amenaza para su vida, en un experimento se les incitó a que ellos mismos tratasen de provocarse un ataque cardíaco. Como es lógico, ninguno de ellos lo logró.
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foto|Jeff Ratcliff