El gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, aguijoneado por sectores de Wall Street, ha fijado su interés en Puerto Rico, sacudido hoy por una de sus más profundas crisis económicas en el último medio siglo.Ante los aprietos fiscales y el elevado endeudamiento público, un equipo de especialistas del Grupo de Trabajo de la Casa Blanca estará en estos días en la isla para trabajar directamente con los organismos públicos que reciben fondos federales para maximizar su aprovechamiento.
Esto debido a que muchas veces, por la incapacidad de los funcionarios a cargo de entender la nomenclatura de las exigencias de Washington, terminan devolviendo parte de los dineros porque su uso está restringido a determinados renglones, como educación o vivienda, por ejemplo.
La situación, que ha sido bien acogida por el gobernante puertorriqueño Alejandro García, presidente del tradicionalista Partido Popular Democrático (PPD), ha servido de caldo de cultivo para el opositor Partido Nuevo Progresista (PNP), que busca la anexión plena a Estados Unidos.
De acuerdo con dirigentes del PNP, como la expresidenta de la Cámara de Representantes Jenniffer González, esto es un reflejo de la desacertada administración de García, que apenas lleva 11 meses en el gobierno, aunque los problemas se arrastran desde la pasada gobernación del anexionista Luis G. Fortuño.
En reacción a un reportaje publicado este domingo en el influyente diario The Washington Post, González atribuyó a "las nefastas consecuencias de la dejadez, de la falta de plan económico y de las malas decisiones fiscales de García" la posibilidad de que los bonos de Puerto Rico sufran una nueva degradación, esta vez a chatarra, en el mercado crediticio de Estados Unidos.
El Gobernador aclaró que la llegada del grupo asesor de la Casa Blanca está contemplada desde 2011, cuando Washington elaboró un plan para frenar la caída en picada de la economía local, que en poco más de una década ha provocado la emigración hacia la nación norteña de 500 mil puertorriqueños, la mayor a partir de los años 40 y 50 del siglo pasado.
La prensa norteamericana ha destacado en los últimos meses, al igual que algunos medios europeos, los temores que anidan los inversionistas ante un posible descalabro que imposibilite a Puerto Rico cumplir con la deuda pública, ascendente a 70 mil millones de dólares.
La principal preocupación del mercado crediticio radica en los bonos de los municipios isleños, los cuales tienen exención tributaria, ante el alto grado de insolvencia en que se encuentran muchos de estos.
El gobernador García advirtió que en el artículo de The Washington Post no hay nada nuevo, ya que se trata del recuento de una situación de todos conocida, la cual ha llevado a su administración a establecer nuevos impuestos ascendentes 1,300 millones de dólares, con el objetivo de equilibrar el presupuesto y evitar que el descrédito del país en el mercado financiero.
(Prensa Latina) El delegado puertorriqueño ante el Congreso en Washington, Pedro Pierluisi, culpa al gobierno del PPD de los problemas que enfrenta el país.
"Los puertorriqueños quieren trabajar, pero las acciones de este gobierno no hacen otra cosa que estancar la economía y desincentivar la creación de empleo", según Pierluisi, quien ocupa el cargo electivo desde el anterior cuatrienio y que preside el anexionista PNP.
A su juicio, los puertorriqueños quieren progresar, pero cada día el valor de su dinero se reduce ante la avalancha de impuestos de la administración del PPD y el gobierno de García, quien ha respondido que sus medidas han estado dirigidas a atajar el desastre causado por la administración de Fortuño, de la que Pierluisi formó parte.
Diversos sectores económicos han descartado la posibilidad de que, en medio de la crisis actual, Washington venga al rescate económico de Puerto Rico mediante la inyección de capital, por las implicaciones que esto pudiera tener a los ojos de otras jurisdicciones al borde del abismo económico, luego de la reciente bancarrota de la ciudad de Detroit.
Puerto Rico, desde 1952 un Estado Libre Asociado a Estados Unidos que lo invadió en 1898, carece de poderes soberanos para trazar su propio plan económico, a pesar de que cada vez son mayores las voces que se levantan en el reclamo de soberanía, incluso dentro del oficialista PPD.
En la década de 1960, como resultado del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Washington convirtió a esta isla del Caribe, ahora con 3,7 millones de habitantes, en "vitrina de la democracia" en América Latina, la cual ha terminado resquebrajada ante su fracaso económico, político y social, con un índice de desempleo oficial que supera el 14 por ciento y una rampante criminalidad.