El pasado miércoles, la portavoz del Departamento de Estado,
Jen Psaki,emitió una declaración de prensa en la que condenaba los ataques de la
Fuerza Aérea siria contra sitios de ISIS en Raqqa. Ella condenó “la continua
muerte de civiles” y “el desprecio hacia la vida humana” en estas operaciones
llevadas a cabo por la aviación siria.
Siria desmintió tales acusaciones estadounidenses, afirmando
que estaban basadas en la propaganda publicada por los sitios de los grupos
terroristas en Internet que hablan de “unos cincuenta civiles muertos” además
de varias decenas de miembros de ISIS. El ministro de Información sirio, Omranal Zoubi, afirmó el jueves que la declaración del Departamento de Estado de
EEUU condenatoria de los bombardeos llevados a cabo por la aviación siria
contra objetivos de ISIS en Raqqa ignoró deliberadamente los actos de la
organización terrorista en Siria, incluyendo asesinatos, secuestros, saqueos y
violaciones.
“Se trata de un intento del Departamento de Estado de EEUU
de empujar al mundo a ignorar los crímenes terroristas mediante acusaciones
incorrectas contra el Estado Sirio en interés de esas organizaciones
terroristas”, dijo Al Zoubi en un comentario.
Él añadió que sería más adecuado que el Departamento de
Estado de EEUU respetara la memoria de las víctimas estadounidenses a manos de
ISIS y no fabricara directas acusaciones contra el Estado Sirio que se ha
opuesto al terrorismo desde hace años mientras que otros estados estaban
directamente implicados en el apoyo a los terroristas”. “El Estado Sirio está
más comprometido con su pueblo que aquellos que envían armas y dinero y
entrenan a terroristas en varios países”, dijo Al Zoubi en referencia a EEUU y
sus aliados regionales.
El ministro afirmó que el Estado Sirio no ataca a civiles y
no lo hará y dijo que el objetivo de la declaración del Departamento de Estado
era engañar a la opinión pública utilizando para ello fuentes de organizaciones
terroristas como ISIS y el Frente al Nusra.
La declaración del Departamento de EEUU supone, sin duda,
una muestra de brutal hipocresía. Washington ha apoyado durante más de tres años
a grupos terroristas en Siria culpables de horribles crímenes contra la
población civil, y en especial contra las minorías religiosas, las mujeres y
otros colectivos. El objetivo de esta política era, y continúa siendo, el
derrocamiento del gobierno del presidente Bashar al Assad en Siria. En este
sentido, la declaración de Psaki afirma, una vez más, que “Assad ha perdido
desde hace mucho su legitimidad para gobernar”.
Cabe señalar que las fuentes utilizadas por el Departamento
de Estado para su declaración han sido los propios sitios web de ISIS,
considerados como fuentes indignas en lo que se refiere a todo lo demás, y el
opositor Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Londres, cuyas
declaraciones son repetidas de forma acrítica por las agencias y medios
occidentales. Ambos son adversarios políticos del gobierno sirio.
El Pentágono rechaza de forma rutinaria cualquier crítica
hacia las miles de muertes de civiles, incluyendo mujeres y niños, causadas por
sus ataques aéreos y con drones en Siria, Iraq, Yemen, Afganistán, Pakistán y
otros lugares. Su “guerra contra el terrorismo” es llevada a cabo con una
completa indiferencia hacia la vida de los civiles.
Poco antes de la declaración de Psaki, el propio
Observatorio Sirio de Derechos Humanos publicó cifras que indican que al menos
52 civiles, incluyendo 8 niños y 5 mujeres, murieron en ataques aéreos de las
fuerzas de la coalición liderada por EEUU en Siria. Dada la afinidad política
de la organización con las políticas estadounidenses es probable que esta cifra
sea, en realidad, bastante mayor. No es sorprendente que el Departamento de
Estado no haya expresado ningún “horror” por estas cifras.
El WallStreet Journal informó el martes que aviones estadounidenses bombardearon
Raqqa el pasado lunes y “no está claro si llevaron a cabo ataques aéreos el
martes también. La escala de las bajas y cuantas de ellas eran civiles no está
tampoco clara”. De este modo, no es posible saber cuántos de los muertos
civiles en Raqqa fueron causados por la aviación siria y cuantos por la
norteamericana. El Wall Street Journal indicó también que era “muy difícil
distinguir a los residentes de Raqqa de los extremistas” dado que estos últimos
se mezclan con la población civil y no llevan uniformes militares.