Revista Cine

WITTGENSTEIN (1.993) de Derek Jarman

Publicado el 14 marzo 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine
WITTGENSTEIN (1.993) de Derek Jarman
WITTGENSTEIN (1.993) de Derek Jarman
WITTGENSTEIN (1.993) de Derek Jarman
Wittgenstein (1.993) es una joya de la filmografía del director británico Derek Jarman, quien ya mostró su característico estilo con su anterior, y no menos excelente, Caravaggio (1.986). En ambos filmes la forma de abordar al biografiado es semejante. Jarman se acerca a Wittgenstein de una manera insólita, inusual, característica, quizá algo extravagante pero sobretodo efectiva. Porque consigue entrar en el personaje desde su propio interior, desde su mundo personal, desde su mente, y desde allí, lo explota hacia el exterior mediante el uso de una variada gama de recursos estilísticos a los que estamos poco acostumbrados pero con los que al final nos hace respirar las atmósferas de Ludwig Wittgenstein. Mediante un juego de metáforas Derek Jarman establece una identidad entre el niño y el adulto Wittgenstein, mediante el uso idóneo de la metonimia nos revela los distintos aspectos que conforman su personalidad caleidoscópica y embaucadora; y mediante el uso de la alegoría nos describe su universo afectivo, su quehacer cotidiano y el abanico de estrafalarias posiciones filosóficas que abandera en contra del sentir de su círculo cultural, como aquella en la que manifiesta que no ha leído a Aristóteles, ni a Hegel porque no tienen nada que contar. Y todo este juego de recursos estilísticos se ponen al servicio de una técnica de montaje atípica y eficiente con la que logra penetrar en su mente intuitiva, temperamental, insobornable, extravagante y terriblemente inteligente. Gracias a ello la cinta no pasa inadvertida como tampoco se decanta en las soporíferas aguas de la simpleza más tonta. Antes al contrario Derek Jarman rueda una película sui géneris, y enormemente sugestiva por la forma en la que se rueda. Hay que considerar además que uno de los problemas a los que se enfrentan los directores cuando se deciden a filmar una biografía de un personaje renombrado del mundo de las ciencias o como en este caso de la filosofía, es el de salvar la distancia existente entre la jerga propia de un área específica de conocimiento y el habla de uso cotidiano. Derek Jarman sale airoso del embate, resuelve bien, y nos deleita con una cinta de marcado intimismo, soberana en estilo, redonda, y conforme consigo misma. 
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

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