Revista Cultura y Ocio

Yo de mí no me reiría tanto

Publicado el 08 diciembre 2016 por Wig

YO DE MÍ NO ME REIRÍA TANTO

La risa es sana si es sana la risa. Pero los hay que se ríen de una forma malsana de todo lo que le rodea. En tu cara. Ya les habrá pasado. Indudablemente, de nuestra mente salen sapos y culebras, y si tu abuela te escuchara te lavaría la boca con jabón; pero no, queda dentro de nosotros, porque no merece la pena ensuciar palabras con un burro. Cuando las tornas cambian, y el burro está enlomado, te da incluso lástima de tal becerril mente que ya no ríe tanto. Porque en estos casos de cortas luces, el Karma suele funcionar. Pero aún así, los hay que no se sabe por qué razón, los hay, de esos "graciosos" que se codean en puestos sociales que los convierten en peligrosos. Es entonces cuando entra ese "yo de mí no me reiría tanto" o lo cambiaría por "ríele la gracia". También les habrá pasado. La virtud está en el punto medio -me han dicho muchas veces-, pero de los extremos, en el fútbol clásico como en la vida, salen los balones para que el delantero centro marque gol. Uno puede reírse de otro si quiere, pero que uno debe saber que detrás de la primera esquina hay un guantazo esperando que te quita la sonrisa. Es mejor reírse de uno mismo, es más sano aunque pueda parecer patético, pero "parecer" no significa "ser", por mucho que nos hayan querido vender la idea de los verbos copulativos, que siempre me trae a memoria un chiste malo por el evidente juego de palabras. Por eso, yo de mí, no me reiría tanto ni de mi sombra, por si acaso, pues hay propias sombras que asustan tal caso "Dr. Jekyll and Mr. Hide". Alguien dijo que "el mundo es extraño..." y añadiría "...extraño de cojones", si me dejan usar tal expresión como una gracia no venida a cuento.


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