Francis, Frankie, es un músico venido a nada en la Barcelona del XXI. Los malos barrios han mudado ya de la chunga pero amable visión de Vázquez Montalbán a la desesperanza más absoluta ... La viva estampa de un superviviente del "vive deprisa y deja un bonito cadáver", una imagen amargada y casi moralizante de quien ya no tiene prácticamente nada: ni trabajo, ni mujer(es), ni derecho a ver a los hijos. Por tener, no tiene ni la música.
Acabé cayendo porque estaba en varias listas de los mejores libros del año. Incluido un tanto inexplicablemente en listas de novela negra, aunque se aleja mucho del estándar para parecer un noir.
Es una gran novela, difícil al principio y dura como esas cosas que no quieres ver aunque sabes que pasan. Va de menos a más, recogiendo aquí y allá retales de los personajes que Frankie hace desfilar de nuevo en su cuesta abajo, con muchos pedazos de Vázquez Montalbán en versión dura y a veces un aire a lo Jim Thomson con toques cañí y esteladas.
Y también hay música. Porque Johnny Thunders, como todas las estrellas que se precien, palmó a los 38.