Revista Cocina

Yogur salado de espárragos y atún: Cocina con probióticos y prebióticos para mejorar tu salud

Por Capitan_rabano @pardeguindillas

Yogur de espárragos trigueros y atún: Arrancamos la primavera con una riquísima receta innovadora para cuidar nuestra salud de forma creativa

Por: Carmen Rodríguez
¿Aburridos del insípido sabor del yogur desnatado de media mañana?, ¿has probado toda la variedad que te ofrece el mercado y ninguno te sorprende? ¿te apetece algo salado y supersano?. Damos un giro a tus psicolabis con un yogur especial, cargado de proteínas y bacterias que mejorarán tu microflora intestinal.


Yogur salado de espárragos y atún: Cocina con probióticos y prebióticos para mejorar tu salud


Os sonará extraño lo de hacer un yogur de espárragos y atún, pero cuando lo probéis es muy probable que cambiéis de opinión. Particularmente estaba cansada de los sabores de frutas hasta que un día cogí la yogurtera y al igual que había hecho yogures de torrija y crema de cacahuete, decidí experimentar con sabores salados.

Buenas razones para hacer y comer yogur

En nuestro intestino viven cerca de 400 especies bacterianas distintas que conforman nuestra microflora o microbiota residente, necesaria para nuestro bienestar: Favorecen el proceso digestivo, mejorando la absorción de nutrientes y actúan como barrera que evita la proliferación de otros microorganismos patógenos.

El yogur es un alimento probiótico: Durante el siglo pasado se empezó a comercializar como un medicamento y era vendido en las farmacias. Y no andaban desencaminados en cuanto a sus propiedades "medicinales" pues al ser rico en bacterias gram positivo (bifidobacterium y lactobacillus) que actúan protegiendo la flora digestiva, muchos estudios en proceso (promovidos y financiados por la FAO/OMS) están intentando demostrar lo que ya se ha comprobado en laboratorio: La eficacia del consumo del yogur y otros probióticos para evitar infecciones provocadas por enterococos como la Salmonella, las diarreas por Clostridium difficile secundarias a la toma de antibióticos, la formación de úlceras péptica, gastritis y cáncer de estómago por Helicobacter pílory y la prevención del deterioro y regeneración de la mucosa en la Enfermedad de Crohn.

Se relaciona su ingesta cotidiana con la disminución de alergias alimentarias e incluso se especula científicamente con la posibilidad nada remota de que el yogur pueda retrasar la aparición de ciertas tumoraciones modificando la microflora intestinal y favoreciendo la eliminación de sustancias tóxicas.

Aunque parezca ciencia ficción los bioquímicos y fisiólogos llevan trabajando desde antes de la década de los 70 (cuando se publicaron los primeros estudios) para dar con la dosis y la combinación de bacterias exacta que les permitirá en un futuro cercano "diseñar" la flora intestinal que al ser ingerida con los probióticos desde el nacimiento, evite drásticamente la aparición de muchas enfermedades o atenúe sus síntomas.

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