Revista Opinión

Zanjada la controversia entre jueces

Publicado el 06 abril 2013 por Franky
El espectáculo ha sido lastimoso; dos jueces litigando por una causa de muy hondo peso político; y, en esas, vemos la Justicia resentida en su independencia, la opinión pública asqueada y asombrada por tanta insulsez y la mediocridad danzando, mientras, parte del cuerpo social, pasa hambre.

La Audiencia Nacional, zanjando la controversia entre los dos jueces, en la que Bermúdez llegó a acusar a su compañero de abrir una causa general contra el PP, ha decidido que únicamente el Juez P. Ruz lleve todo el caso; el tribunal ha considerado que no existe justificación suficiente, como sostenían Ruz y la Fiscalía Anticorrupción, para deslindar el asunto en dos partes; tanto la conexión subjetiva, como la objetiva apuntan a la existencia de un solo asunto en todos los aspectos. En definitiva, esta decisión de los magistrados evidencia las maniobras entabladas por Bermúdez para hacerse con parte de este pastel de gran carga mediática. Se sabe que el objetivo final de socialistas y comunistas, al pretender que los papeles de Bárcenas recayeran en las manos del juez Bermúdez, era obtener una sentencia que decretara la financiación ilegal del Partido Popular; tenían así el arma propicia para fragilizar a Rajoy y, mediante el acoso, forzar la convocatoria de elecciones anticipadas, en las que el PP perdería la mayoría absoluta, lo que les permitiría formar un Frente Popular, como en Andalucía.

Posiblemente, tras el afán de protagonismo de Bermúdez, superior al de Garzón, se halle el intento de llegar a poner entre rejas a los del PP, y así hacerle un favor a su amigo Rubalcaba. Es que el feo asunto de Bárcenas se le estaba escapando de las manos al PSOE y había que buscar una salida llamativa, pues Rubalcaba, viéndose acorralado, andaba falto de argumentos, era su único asidero para hacer oposición a los peperos. Pero, la suerte se le torció y volvió a sonar incisivo el grave asunto de los EREs, la mayor trama de corrupción de dinero público en la historia de esta democracia, tanto por sus tintes y como por su cuantía; los socialistas andaluces se encuentran atorados en ese hediondo lodazal de mil millones, que se dice pronto, sin saber cómo esconderse, con Chaves y Griñán: se habla de fondos destinados a los desempleados y jubilados, que desviaron para enriquecerse y juerguearse; el importe del fraude así como su duración muestran que la comparsa corrupta actuaba con total impunidad y plena conciencia de que no tenía que rendir cuentas a nadie, ni ante ningún organismo de vigilancia o control; no se trata de conductas aisladas ni de subvenciones; prueba el excelente trabajo de la jueza Alaya la existencia de una “industria” financiera cuyo fin no eran los parados, sino la obtención de suculentas comisiones. Por eso, vino Bermúdez, que parece socialista o lo pretende y puede que busque y espere llegar algún día al Ministerio de Justicia, sic Garzón; tenía que aminorar y paliar cuestiones y airear papeles, para enchironar a los ilusos del PP.

Sin embargo, esto no ha despejado el horizonte para el PP; el juez Ruz, cada día, va escudriñando todos los papeles, ordenadores y demás para llegar hasta el final y es probable que altos cargos del PP caigan en sus investigaciones. Pero, que Rajoy se mese las barbas, porque ni Rubalcaba ni Bermúdez van a cejar en su intento de enganchar al PP, es su obsesión, es un plan, no pueden soportar que Rajoy gobierne; no lo consienten; los peperos deben salir y soltar el poder.

La Audiencia ha puesto mesura en el litigio de los dos jueces. Le ha dado la razón a Ruz y ha zanjado el despropósito ante la sociedad. Pero el mal está hecho. Son ya demasiados los casos de zarandeo impuestos a los jueces por los partidos políticos. Ni el Tribunal Constitucional ni el Consejo General del Poder Judicial se libran del acoso político; se busca la liquidación definitiva de la división de poderes y evitar la actuación judicial independiente. Por fortuna, la pretensión de los partidos políticos colisiona con la profesionalidad de la inmensa mayoría de los jueces y magistrados, dispuestos a administrar la Justicia desde la independencia, conforme a la Constitución. A ver si por fin, logra este pueblo imponer la reforma legal pertinente y vemos la independencia de los tres poderes hacha realidad.



C. Mudarra


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