La discusión político-mediática vuelve a ser el mayor motor publicitario de Zero Dark Thirty, película de Kathryn Bigelow y Mark Boal que se proyectará en nuestras salas a partir del jueves 31 de enero con el (sub)título La noche más ocura. Así como antes del estreno en USA esta ficción sobre la “cacería de Osama Bin Laden” sacó fuerza promocional del debate en torno a la supuesta condición proselitista del guión (a favor de la reelección de Barack Obama y en connivencia con la CIA) ahora, en plena gira previa a la entrega de los Oscar, trasciende las secciones de Espectáculos gracias a la polémica por su postura frente a la tortura.
El mismo día del lanzamiento cinematográfico oficial, miércoles 19 de diciembre, el senador republicano John McCain de Arizona y sus pares demócratas Dianne Feinstein de California y Carl Levin de Michigan publicaron esta carta abierta dirigida al director ejecutivo de Sony Pictures Entertainment, Michael Lynton. “Al margen del mensaje que los realizadores hayan querido transmitir, el largometraje sugiere claramente que las técnicas de interrrogatorio coercitivo implementadas por la CIA fueron efectivas a la hora de obtener información importante relacionada con el paradero de Bin Laden”, señalaron los legisladores. Luego espetaron: “nosotros revisamos desgrabaciones de la CIA y sabemos que esto no fue así”.
La misiva expresa preocupación por la distorsión de la realidad que la película puede provocar en la opinión pública y pide, en general, que “el uso de la tortura quede excluido de todo discurso público serio” y, en particular, que la distribuidora considere la posibilidad “de corregir la falsa impresión de que la CIA recurrió a interrogatorios coercitivos en este operativo”.Antes de seguir, cabe recordar las declaraciones que el mismo McCain realizó ante el Senado en mayo de 2011. Según el sitio Trough Out, el legislador sostuvo que “no fue la tortura ni el trato cruel, inhumano o degradante de detenidos lo que nos condujo a Osama Bin Laden (…). El director de la CIA Leon Panetta me contó que la primera mención y descripción de Abu Ahmed al-Kuwaiti, alias del miembro de al-Qaeda que nos terminó conduciendo a Bin Laden, provino de un detenido en otro país que -creemos- no fue torturado”.
Semanas después del envío de la carta abierta al ejecutivo de Sony y días antes de la entrega de los Golden Globes, Zero Dark Thirty volvió a levantar polvadera a partir del artículo que el actor David Clennon publicó casualmente en el mencionado Trough Out. El también miembro de la Hollywood’s Motion Picture Academy anunció contra todo “riesgo de expulsión” que no votaría por ZDT “en ninguna categoría” de los Oscar.
“Zero nunca muestra que la tortura es immoral y criminal; al contrario la asocia a la obtención de resultados”, escribió en el texto publicado el miércoles 9 de enero. “Al nombre del mensajero de Bin Laden lo revela un ‘detenido’, Ammar, que es interrogado por dos hombres blancos: no lo torturan cuando les da el nombre de Abu Ahmed, pero no lo dejan dormir por al menos 96 horas”, reveló.El 11 de enero, el blog Carpet Bagger del New York Times difundió aquí la respuesta de Sony Pictures Entertainment en boca de Amy Pascal. Tras aclarar que el largometraje “no apoya la tortura”, la ejecutiva dijo: “Nos indigna que cualquier miembro responsable de la Academia utilice su condición de votante para promocionar su propia agenda política. La película debería inspirar análisis ajenos a toda intención partidista. Sancionar el derecho a la libre expresión de un artista es algo horroroso. Esta comunidad, más que cualquiera, debería saber cuán repudiable es esto”.
Tres días después, un vocero del Socialismo Internacional en los Estados Unidos criticó en este artículo la respuesta de la distribuidora, “sólo viable en boca de un ejecutivo multimillonario de la industria cinematográfica, que se cree capaz de inventar la realidad como mejor le place”. Además sostuvo: “si mañana Hollywood lanza una nueva versión de la lista negra anti-comunista, la gran mayoría de los estudios no dudará un segundo en adoptarla”.
Así como reivindicó a los actores Martin Sheen y Ed Asner por adherir a la protesta de Clennon, el autor de la nota David Walsh también acusó a otras figuras liberales y de izquierda de defender a Bigelow contra ataques que tildan de injustos. Se refirió especialmente a Michael Moore cuya postura a favor de Kathryn apuntaría a respaldar la administración Obama.Walsh cita tres tweets del documentalista oriundo de Michigan: 1) “Disculpen pero quien diga que Zero Dark Thirty apoya la tortura o no vio la película o no le prestó atención”; 2) “Siete años de tortura bajo el gobierno de (George W.) Bush y no encontramos a Bin Laden. (Barack) Obama gana las elecciones, no se tortura más y, ¿adivinen qué?, ENCONTRAMOS A BIN LADEN”; 3) “Ésta es una PELÍCULA. Es una obra de arte y cuenta una gran historia. Recreación no significa adhesión”.
[Nota mental: quienes queremos a Moore atribuimos su segundo tweet a una gran dosis de ingenuidad. En efecto, sólo un crédulo -o un cínico, corregirán sus detractores- puede afirmar que Obama le puso freno a la tortura cuando éste ni siquiera puede/quiere cerrar la prisión de Guantánamo].
Por su parte, la cuestionada Bigelow se pronunció en este artículo que Los Angeles Times publicó el 15 de enero. Tras referirse al coraje y tezón invertidos en su trabajo más reciente, se definió como una militante pacifista de larga data y como defensora del derecho a la libertad de expresión artística y ciudadana “sin sufrir ninguna intervención ni acoso gubernamental”. Luego explicó la diferencia entre “describir” y “adherir” (en coincidencia con Moore) y se preguntó si las críticas dirigida a su película no deberían apuntar contra ciertas políticas instauradas por los Estados Unidos.
Para despejar dudas, Kathryn enseguida aclaró su opinión personal al respecto: “Pienso que Bin Laden fue encontrado gracias a una ingeniosa labor detectivesca. Como bien sabemos, se torturó en los primeros años de la cacería (sic), lo cual no significa que ésta haya sido la clave para hallarlo. Sí significa, en cambio, que es una parte de la historia que no podemos ignorar. La guerra, por supuesto, no es algo lindo y nunca nos interesó retratar esta acción militar como un fenómeno libre de consecuencias morales”.“En este sentido -agregó la realizadora- no debemos olvidar los cientos de vidas inocentes que se perdieron en el 9/11 y en los subsiguientes ataques terroristas. Tampoco debemos olvidar la valentía de los profesionales de la comunidad militar y de inteligencia que pagaron el último precio para combatir una amenaza grave a la integridad y seguridad de nuestra nación”.
Habrá que ver qué impresiones causa Zero Dark Thirty en los espectadores argentinos a partir del estreno pautado para el último día del presente mes. Probablemente indiferencia en quienes sabemos cómo operan los Estados Unidos, por un lado, cuando se les da por intervenir militar, política y/o económicamente en territorio extranjero, y por otro lado cuando recurren al cine para promocionar su particular defensa de la seguridad nacional en nombre de la Democracia, la Libertad y la Paz.
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