Artículo publicado originariamente en el suplemento el Zoco de Diario Córdoba el domingo 24 de enero de 2016.
Durante esta semana se ha vivido un gran revuelo tanto en la prensa como en las redes sociales con respecto al posible descubrimiento de un nuevo planeta en el Sistema Solar. Este cuerpo se encontraría mucho más allá de Neptuno (el octavo planeta de nuestro sistema planetario) y sería mucho más grande que Plutón, teniendo una masa de al menos 10 veces la terrestre. ¿Es esto cierto? ¿Se ha descubierto un nuevo planeta en el Sistema Solar? A pesar de lo que muchos titulares y entradas de “Facebook” hayan dicho estos días, no, no se ha descubierto ningún nuevo planeta. Lo único que ha ocurrido esta semana es que se ha publicado un artículo científico que, usando pruebas indirectas, sugiere que existe tal cuerpo en el Sistema Solar externo. ¡Que se sugiera que exista un nuevo planeta es muy distinto a que realmente se haya descubierto!
Recapitulemos. El Sistema Solar posee 8 planetas y 5 planetas enanos. Desde la Tierra, cinco planetas (Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno) pueden verse a simple vista. Estos son los “planetas clásicos”, conocidos desde la Antigüedad, y que junto con la Luna (Lunes) y el Sol (Domingo) dan nombre a los días de nuestra semana (de ahí el orden aparentemente aleatorio de la lista anterior, corresponden a los días Martes, Miércoles, Jueves, Viernes y Sábado, respectivamente). En 1781, gracias al uso del telescopio, el famoso astrónomo inglés William Herschel descubrió el planeta Urano (al que bautizó originariamente como “Georgium Sidus” o “La Estrella de Jorge”, en honor al rey Jorge III de Inglaterra, su patrocinador; fue el astrónomo alemán Johann Bode quien lo llamaría Urano por primera vez). El estudio del movimiento de Urano durante décadas permitió descubrir que estaba perturbado por otro cuerpo. Los cálculos del matemático francés Urbain Le Verrier sirvieron al astrónomo alemán Johan Galle para descubrir Neptuno en 1846. Por entonces ya se habían descubierto varios asteroides, incluido Ceres, observado por primera vez por el astrónomo italiano Giuseppe Piazzi el 1 de enero de 1801 (el primer día del siglo XIX). Tras una larga búsqueda y un poco de suerte, el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh descubrió Plutón en 1930. A finales del siglo XX mucho astrónomos ya notaban que “Plutón era otra cosa” y no un planeta más. En 2005 los astrofísicos estadounidenses Michael Brown, Chad Trujillo y David Rabinowitz anunciaron el descubrimiento de Eris, iniciando el desenlace de la polémica que concluiría con la re-clasificación del Sistema Solar en agosto de 2006, cuando Plutón pasó a ser el objeto representativo de los planetas enanos (Ceres, Plutón, Eris, Makemake y Haumea, estos dos últimos descubiertos por el mismo equipo que descubrió Eris).
Imagen usada para el artículo publicado originariamente en el suplemento el Zoco de Diario Córdoba el domingo 24 de enero de 2016. (Arriba) Ilustración artística del hipotético nuevo planeta del Sistema Solar, con masa al menos 10 veces la terrestre,y a una distancia media de 4500 millones de kilómetros del Sol. (Abajo): Órbitas de los 6 objetos transneptunianos (magenta) estudiados por Konstantin Batygin y Mike Brown, cuyas órbitas pueden explicarse por la existencia de un “hipotético nuevo planeta” (naranja). Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC).
La lista de descubrimientos no acaba ahí. Existe una enorme cantidad de cuerpos helados más allá de Neptuno: los “objetos transneptunianos” (TNOs por sus siglas en inglés). Muchos de ellos pertenecen al “Cinturón de Kuiper”: algo en cierta forma similar al cinturón de asteroides, pero de muy distinta naturaleza, con órbitas muy excéntricas, y localizados en los confines del Sistema Solar, y de donde provienen algunos cometas. Algunos de estos cuerpos TNOs son Sedna, Orcus, Ixión o Quaoar. Esta semana los astrofísicos Konstantin Batygin y Mike Brown han publicado en la prestigiosa revista científica “Astronomical Journal” un detallado estudio de los movimientos de seis TNOs, encontrando que las órbitas de estos cuerpos tienen sólo una probabilidad del 0.007% de que sea aleatoria, indicando que su origen es dinámico. Tras detallados análisis y el uso de simulaciones por ordenador, Batygin y Brown han encontrado que un cuerpo en una órbita excéntrica con parámetros orbitales opuestos a los seis TNOs estudiados explicaría las observaciones. El “hipotético planeta X” tardaría entre diez y veinte mil años en dar una vuelta al Sol y debería ser al menos 5000 veces más masivo que Plutón (equivalentemente, más de 10 veces la masa de la Tierra). Ahora bien, ¿es esto cierto? Comienza la búsqueda de este hipotético planeta, pero hasta que esto realmente ocurra (y podrían pasar años) el anuncio de esta semana no es un descubrimiento sino una predicción teórica.