Hace ocho años que empezamos con este blog, y desde entonces ya son, con la presente, 200 las entradas que hemos escrito, por lo que para tan señalado acontecimiento, creemos que bien merecemos una visita a, por lo menos, un dos estrellas Michelin.
En Asturias, nuestro único restaurante con tal categoría es Casa Marcial, en La Salgar, Arriondas, al frente del cual tenemos al chef Nacho Manzano y a toda su familia. Además este año celebran el 25 aniversario, y tal 'conjunción planetaria', parafraseando a aquella ministra, bien merece un encuentro.
Lo primero que sorprende al visitante, es el edificio nuevo, ya que parece no encajar en un paraje como el de La Salgar. Hormigón visto, destaca en toda la fachada, y la terraza está privada de las espectaculares vistas que desde el aparcamiento se pueden disfrutar. También me llamó la atención el estado de los baños, con algunos desperfectos bastante evidentes para un restaurante de este nivel.
Por el contrario, la entrada al restaurante 'de toda la vida'. Una pequeña terraza cerrada, da paso a una pequeña zona de barra y a los diferentes comedores.
Antes de empezar, un vermut para abrir boca. Una preparación del sumiller de la casa, Juan Luis García. Un vermut Selección 1884 de Yzaguirre con un toque de jerez. Delicioso.
En tan señalada visita, optamos por tomar el menú Abeu completo, o lo que es lo mismo el menú degustación largo, compuesto por cuatro entrantes, doce platos y dos postres. En la galería podéis ver todos los platos, pero para no resultar pesado os comentaré aquellos que más me llamaron la atención, aunque he de decir que todos ellos, son fantásticos.
Solo comentaros tres platos. Por un lado Los Solomillos, deliciosa combinación de un tartar de ternera junto con el sabor del bonito. Combinación muy buena. La ventresca de bonito a la brasa, con la piel de la sardina, también un gran acierto; sabor sutil a la brasa, sencillo, pero rico. El colágeno, nabo encurtido y berros, muy bueno también; con anguila y torrezno, y un caldo acompañándolo delicioso. El que menos me gusto, fue para mi sorpresa, el arroz con Pitu. No se porque, pero lo recordaba de otras ocasiones, con un sabor mayor a pitu. No estaba malo, pero no me parecía que estuviera al nivel del resto del menú.
El pan, también merece su apartado. A partir de los Solomillos, ofrecen tres tipos distintos; de centeno, de trigo, y de leche. Todos ellos deliciosos, como para comerlos solos. El agua, servido en jarra, es del manantial de Fuensanta.
En cuanto a los postres los dos, son dignos de mención. Por un lado la Panacotta de apio con agua de manzana, una combinación perfecta de sabor, nada empalagoso y muy fresco, y por otra parte chocolate, menta y pasión, muy bueno, para amantes del chocolate de verdad. Como detalle de la casa, y al extrañarnos que no hubiera arroz con leche en el menú degustación, nos ofrecieron una ración que disfrutamos enormemente, muy fino y muy bueno.
Y cuando crees que ya has terminado y decides tomar un café en la terraza, nos ofrecieron una copa de crema de avellana, elaborado por ellos, muy rico, recordando a las típicas cremas, y por si fuera poco, una bandeja con deliciosas tentaciones a las que tuve que hacer hueco, porque realmente son bocados deliciosos. La nube de citronela...fantástica.
Para beber, parte de la mesa, optamos por beber con Cava, y dejarnos orientar por su sumiller, Juan Luis García. Nos sorprendió ofreciéndonos un espumoso portugués de Luis Pato, Viha Pan de 2015 y un Vinha Formal de 2010, ambos Bairrada d.o.c. El primero bien, pero el segundo no me dio más. A raíz de esto, me ofrecieron otro vino, que si que me gustó, el Soalheiro Espumante, un Albariño espumoso portugués, muy refrescante y justito de acidez.
Con el café tomé una copa de Sidra de Hielo Hibernis de Llagar el Gobernador, sidra de variedad mono varietal bastante lograda.
Experiencia fantástica, en la que pudimos charlar incluso con la matriarca de la familia Manzano, mujer encantadora. Desde aquí, solo nos queda felicitar a toda la familia Manzano y a su equipo. Por otros 25 años como mínimo. Un cinco lamentones.