Revista Cine

33 Foro de la Cineteca/VI

Publicado el 23 abril 2013 por Diezmartinez

33 Foro de la Cineteca/VI La huida del terruño, el desplazamiento doloroso, debido a una guerra. Un tema recurrente en el cine que, en Bekas (Ídem, Irak-Suecia-Finlandia, 2012), es tratado con ligereza, humor y, podría alegarse, acaso hasta con simpleza. Estamos ante el segundo largometraje del cineasta kurdo exiliado en Suecia Karzan Kader. Los dos chamacos protagonistas de Bekas viven en la calle, en la zona kurda de Irak a inicios de los años 90, son hermanos y, para rizar el rizo, huérfanos de guerra -de hecho, la palabra "beka" se refiere a los niños que perdieron a sus padres en algún conflicto bélico. Su dura vida callejera tiene un respiro cuando al cine del pueblo llega Supermán (Donner, 1978), lo que despierta su imaginación. Así, los dos escuincles deciden viajar a América para conocer al Hombre de Acero y pedirle que venga a Irak a darle en la torre a Saddam y, de pasadita, a revivir a sus padres muertos -digo, ¿no que Superman lo puede todo? Kader tiene una gracia: desecha todo atisbo de miserabilismo para optar por un humor ingenuo, infantil, que empata con el carácter de los personajes, sus relajientas aventuras/desventuras y las desbordadas interpretaciones de los dos jóvenes actores Sarwar Fazil (Dana) y Zamand Taha (Zana). La película, escrita por el propio cineasta, no es más que una serie de viñetas de los dos niños avanzando en el camino, buscando llegar hasta América en el lomo de un burro bautizado "Michael Jackson", escondidos bajo un camión o acurrucados en la cajuela de un automóvil.  Apunté que Kader tiene la gracia de ese humor ingenuo e infantil, pero es también la única gracia que tiene. La película es agradable, sin duda alguna, pero no es mucho más que eso: una road-movie infantil a pata, a burro, a carro, con dos hermanitos gritones y simpáticos. Fuera de un buen manejo del suspenso a través del uso sagaz del encuadre, visualmente hablando la cinta avanza sin mayores alardes estilísticos.  Kader realizó este largometraje a partir de un corto homónimo de 28 minutos y esta ¿innecesaria? expansión de la historia se hace notar en la acumulación de anécdotas que, sin dejar de ser chistosas, tampoco agregan nada realmente importante a la película. Una cinta simple, sencilla, que se deja ver no sin cierta condescendencia, por lo menos en mi caso. 

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