El 20 de julio de 1969 medio planeta Tierra pudo ver cómo el astronauta Neil Armstrong abría la escotilla del módulo lunar “Eagle” y descendía por la escalerilla antes de poner un pie, por vez primera en la historia, en la superficie de la Luna, otro mundo… La emoción en el planeta era indescriptible y el paso para la humanidad enorme.
Le siguió el siguiente astronauta,Buzz Aldrin, mientras que el tercer miembro de la misión Apolo 11 y menos afortunado, Michael Collins, permanecía orbitando la Luna en la cápsula “Columbia” que les traería felizmente de vuelta a la Tierra. Observando como sus compañeros eran los primeros visitantes en otro mundo.
Se calcula que unos 530 millones de personas contemplaron el acontecimiento en directo gracias a la televisión y fueron testigos de una hazaña que ha llegado a ser comparada con el descubrimiento de América.
Durante las más de dos horas que duró el paseo lunar de Armstrong y Aldrin, los dos estadounidenses instalaron varios equipos: una cámara de televisión para grabar imágenes de la Tierra, tomaron fotos, desplegaron varios experimentos (entre ellos un reflector láser para medir la distancia a la Luna desde la Tierra) y recogieron 22 kilos de rocas. Pero, además, dejaron placas en memoria de los astronautas de la misión fallecidos, dejaron un disco con mensajes procedentes de 73 países y plantaron la bandera de EE.UU.
“Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, dijo Armstrong entonces, acuñando una frase para la historia.
El próximo paso será llegar a otro planeta… ¿tal vez en unas décadas a Marte?.