La semana pasada, mientras preparaba una nota acerca de la Frikiplaza (ya podrán leerla próximamente), me acerqué al Zócalo de la Ciudad de México. He cubierto marchas y protestas masivas en el D.F., pero esta vez fue diferente.
“La próxima vez diles que eres periodista, porque como ciudadano no te van a hacer caso”.
Un grupo de menos de 20 personas bloqueaba la circulación de 20 de Noviembre cuando llegué a la zona. Exigían que se detuviera la tala de árboles en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, que ellos atribuyen a la ampliación del Autódromo Hermanos Rodríguez para el Gran Premio de México, y a la nueva sede de los Diablos Rojos del México, equipo de beisbol.
“¡Ah, pero cómo chingan!”
Así fue como, después de una negociación con las autoridades que no llegó a un acuerdo, los manifestantes que ya habían liberado los dos carriles de la avenida, fueron rodeados por granaderos frente a las oficinas del Gobierno del Distrito Federal. Y yo, que me acerqué a investigar por qué estaban protestando, también quedé dentro del cerco policial.
Después de aproximadamente media hora de que no hubiera actividad, decidí retirarme, lo cual me fue impedido por los policías del Distrito Federal que nos rodeaban.
Foto: Elias ArriazolaDespués de dicha experiencia, y de más de diez minutos de cuestionar a los policías que me impedían salir, aquí están cinco frases que escuché ese día por parte de los policías del Distrito Federal:
1. “¡Pero no tiembles!”
Mientras sacaba mi celular para grabar lo que estaba ocurriendo, un policía gritó “¡pero no tiembles!”, mientras él y una compañera suya se reían y bajaban la cabeza para no ser grabados por mi cámara.
2. “Claro que tienes derecho al libre tránsito; mira, ahí van los carros circulando”
Fue la respuesta que recibí cuando hice alusión a mi derecho a moverme libremente, mientras el policía que dijo dicha frase señalaba con su dedo los carros que pasaban junto al Zócalo.
3. “Hacemos esto para protegerte. Bueno, para proteger el edificio”
El único policía con el que pude entablar una verdadera conversación me dijo que el cerco policial era para proteger el edificio del grupo de personas que protestaban.
Cuando volteé, sólo quedaban aproximadamente 10 personas rodeadas: cuatro adultos mayores, dos adolescentes, un ciclista y otras tres personas, la mayoría de ellas sentadas ya sobre la banqueta mientras esperaban alguna solución a su petición.
4. “¡Ah, pero cómo chingan!”
Después de caminar de un lado a otro del cerco policíaco pidiendo que me dejaran salir, haciendo referencia a mis derechos y quejándome del abuso de autoridad y prepotencia, finalmente dos policías que pisaban las plantas frente al edificio gubernamental (me faltó mencionar que otro argumento que me dieron para no dejarme salir fue que estaban protegiendo la jardinera de los manifestantes) separaron sus escudos y me dejaron salir.
“¡Ah, pero cómo chingan!”, protestó una policía mientras yo salía del cerco policial, después de aproximadamente diez minutos de intentarlo.
5. “Diles que eres periodista, porque como ciudadano no te van a hacer caso”
Después de salir del cerco, busqué al responsable. Ningún policía supo decir quién estaba al mando. Finalmente hablé con un policía que estaba alejado del cerco, vigilando a otro grupo de manifestantes que había llegado media hora antes al Zócalo con sus propias exigencias.
Después de comentarle lo ocurrido, su respuesta a mi queja fue “Si eres periodista sácales un periodicazo. En buena onda, la próxima vez diles que eres periodista, porque como ciudadano no te van a hacer caso”.
Foto: Raúl OI (CC)Foto de portada: Alejandro Mejía CC
Nota publicada en Tiempo Bullet el 9 de marzo de 2015.