Hace unas semanas, los Elos cumplieron 50 años de casados y la ocasión se merecía una celebración. Y parafraseando a la Tía Ana: “Familia que celebra unida, permanece unida”, (bueno su verbo es “rezar” pero la expresión nos vale para casi todo), así que lo celebramos todos juntos: hermanas, hijos, nietos, yernos y nueras, nietos, sobrinos y sobrinos/nietos. Tuvimos algunas ausencias pero las solventamos con vídeos y cartas.
Cuando nos propusimos que organizar, a la organizadora nata de la familia le dio un poco de vértigo, una cosa es decorar y perfilar una fiesta para niños y otra muy distinta una celebración así para adultos, una tan especial y en un entorno tan bonito como el elegido; el Real Casino de Murcia.
Nuestra comida se celebró en el Patio Azul del Casino de Murcia
El lugar es protagonista por si solo por lo que decoración casi no pusimos, unas bolas de nido de abeja en blanco y azul siguiendo los colores del patio.
El restaurante decoró la mesa imperial con vajilla blanca, servilletas negras y centros de flores blancas. Nosotros añadimos una foto de la boda enmarcada en papel decorado de periódico antiguo y la leyenda “50 años de amor del bueno”, frase que se convirtió en el lema de la fiesta.
El caballete donde normalmente se colocan los meseros que indican la distribución de las mesa nos sirvió para colocar fotos familiares, todas ellas cumplían una condición, que Elo y Abu salieran juntos.
La temática de la fiesta estuvo clara desde el principio. A la cabeza no dejaba de saltarme un concepto, una idea sobre la que girara todo y esa idea eran “los recuerdos”. 50 años de matrimonio dan para mucho tanto para la pareja como para todos los que nos hemos ido sumando a lo largo de los años a su historia y un día así lo bonito sería recordar y generar nuevos recuerdos.
Un libro de recuerdos sería un regalo muy apropiado y Kakuii, Laura e Inma, captaron a la perfección la esencia del regalo
Lo primero que hice fue encargar a las chicas de Kakuii un libro de firmas para llenarlo de fotos y dedicatorias ese día. Y una vez más no pudieron captar mejor la esencia de la celebración y el resultado es un libro precioso y delicado destinado a convertirse en la MEMORIA de la fiesta.
Una aliada perfecto para este libro sería mi Instax Mini, que se convirtió en el juguete del día, dejando sin habla a los peques de la familia al verla imprimir y arrancando sonrisas en los mayores al descubrir que aún existen las cámaras instantáneas.
Estos elementos se colocaron en una mesa central junto con las chapas que diseñó el “cuñaoartista“, en las que retrató a sus padres a la perfección y que todos lucimos en nuestras solapas
y “El bote de los Recuerdos”
La idea era que todos los asistentes fuéramos llenando este bote con recuerdos sobre la pareja hasta llegar a llenarlo con 50 momentos, 50 momentos vividos con ellos.
Este bote fue el centro de la parte más emotiva y cariñosa de la celebración. Tras comer, reír y fotografiarnos mucho, proyectamos unos cuantos mensajes de hermanas, sobrinos y nietos que aun estando lejos no querían dejar de estar presentes, vimos entre carcajadas vídeos antiguos familiares…
Y llegó el turno de la carta de agradecimiento que los hijos escribieron a sus padres, que dejaremos para la intimidad de la familia. La pequeñaja abrió el turno de intervenciones así:
” y como son 50, queremos traeros a la memoria 50 recuerdos que entre todos hemos seleccionado para vosotros… ¿quien dice YO?”
Uno por uno, casi todos los asistente pasamos a relatar nuestras anécdotas, nuestros recuerdos, nuestras vivencias, nuestros agradecimientos, nuestras historias… entre más risas, alguna lagrimilla de emoción y mucho, mucho cariño.
Para todos es muy especial esta celebración, los recuerdos, la memoria… que no siempre estarán, que no siempre serán fieles, que no siempre nos acompañaran… pero que dejarán huella de lo que hemos vivido juntos, con ellos, gracias a ellos.
Mil besos, mil sonrisas para mis suegros, a los que tanto admiro y quiero.
Ana