Vegetarianismo: hay quien dice que los vegetarianos comen como los conejos. Quizá los haya, pero creo que este tipo de afirmaciones lo único que hacen es evidenciar cierta ignorancia. Seguramente no han probado una buena comida vegetariana o se agarran a tópicos y los dicen sin más y sobre todo, sin una buena experiencia. No sé si un conejo apreciaría un falso risotto o un hummus o un buen postre de frutas. Pero hay mucha gente que si lo aprecia, aún siendo omnívoros.
Revista Cocina
Diversos motivos han llevado a mucha gente a alimentarse de esta forma, renunciando a comer carne los más flexibles, cualquier tipo de animales los que van algo más allá (carne y pescado) o incluso descartando huevos y lácteos, quedándose a un paso del veganismo. Razones de salud, de paladar, reivindicativas o religiosas son las más comunes, aunque al final es una opción personal que nadie debe justificar.
Eatwith: en poco tiempo se ha impuesto en Barcelona esta nueva fórmula, aunque en otros países hace tiempo que funciona.
¿Como describirla? Cenar fuera, pero no en un restaurante. En una casa con un anfitrión desconocido. Con un grupo de gente que casi seguramente será la primera vez que veas, aunque no necesariamente tiene que ser la última. Cenar un menú cerrado hecho por un cocinero profesional o aficionado.
Ahora juntamos las dos cosas: una buena cena vegetariana, lo que no es ninguna novedad y hacerlo mediante Eatwith, que si lo es, para nosotros. En su web hay diferentes opciones, buscas un menú, una fecha y reservas. Así de simple. El lugar exacto, aún está por descubrir.
Una vez confirmada la reserva, empiezas a tener más detalles del sitio donde celebraras tu múltiple “cita a ciegas” en las que no suelen juntarse más de 10 o 15 personas. No olvidemos que en su mayoría son casas particulares o locales cuya destinación principal no es la de albergar un restaurante. Por eso, encontrarse una buena mesa, una luz cálida y un servicio más que digno es la primera y grata percepción que tenemos con 62 escalones.
Allí tomaremos junto a 10 personas más, unos de aquí, otros franceses, de California con origen Indio, y de Suiza creo recordar, una cena vegetariana sin sorpresas, ya que el los platos están en el evento de la web a la hora de hacer la reserva.
Una muy cordial bienvenida rompe el hielo y la puntualidad del grupo es bastante aceptable. Enseguida y después de las presentaciones, cada uno coge su sitio y empieza la cena. Primero un chupito de gazpacho bastante bueno para nosotros. Aunque ya sabemos que el gazpacho es muy personal, ya que es la sopa fría por excelencia más adaptada a cada casa que existe. Muy bueno!!
Empezamos con una trilogía llamada Pacha Mama (Madre Tierra). Compuesta por tres degustaciones: una mouse de olivada y lentejas acompañada con unas crudités de verduras, un falso risotto de Orzo con espárragos trigueros y una Panacotta de Albahaca y tomates cherry macerados. Me quedo sin duda con la maceta de olivada por su originalidad, sabor y presentación. La mouse estaba muy equilibrada. Teniendo en cuenta el sabor potente de la oliva, consiguieron con mucho acierto que supiera a ella, pero que no matara el sabor del resto. En el fondo, encontramos unos picatostes que le daba el toque crujiente. Un plato muy original que es el primero que tira por tierra la teoría de que la comida vegetariana es insípida!!
El falso risotto, de Orzo con espárragos trigueros también fue un plato en el que entre todos los comensales coincidimos en que era muy bueno. Aunque en mi caso está siempre algo mermado, era muy cremoso. Debo entender que también lo era para el resto, al que debemos añadir el parmesano. Sigue confirmando la teoría…
En el caso de los tomates cherrys eran muy dulces y sabrosos, pero debo decir que la Panacotta me pareció algo insípida. Seguramente el orden para comerlo no fue el correcto y es por el que debería empezarse y, así podrá apreciarse mejor su sabor. Creo que la panacotta es así por definición. En este caso, el resto de compañeros de mesa también dieron su aprobación con nota, por lo que es posible que fuera una cuestión de mi paladar. Me falta experiencia “panacottera” para opinar con más conocimiento
Un Involtini de col con salsa thai y puré de patatas con Ratafía es el siguiente plato. Un plato muy curioso sobre todo por su textura. La hoja de col estaba rellena con soja, pero, sin saberlo, hubiera dudado si no se trataba de carne. Un plato muy conseguido en el que una vez más todos los que allí estábamos coincidimos. No es nada fácil hacer un plato así: conseguir que parece que estás comiendo algo cuando no es así indica la calidad del Chef. Una guarnición de féssols de Santa Pau y un Parmentier de patata con ratafía redondeaba el plato. Dos productos de proximidad, por los que también apuestan desde 62 escalones
Un único postre para todos: el resurgido cremoso de chocolate con aceite de oliva virgen y sal Maldón. No decepcionó lo más mínimo. Potente sabor a chocolate negro, muy untuoso y donde el que predominaba era el chocolate, no el pan.
Carlos es el Chef. Actualmente dedica su tiempo a dirigir el obrador de la Fundación privada Onyar La Selva en la que trabajan con producto ecológico y de la que averiguaremos algo más, ya que nos llamó la atención el proyecto. Un curriculum hecho en Argentina, Ibiza, Barcelona y el País Vasco y algún detalle más de su historia puede saberse visitando su propuesta en EatWith. No ha sido vegetariano toda la vida (difícil para un Argentino) pero tiene razones para haber cambiado su alimentación. Pero no ha querido renunciar a los sabores, a comer con gusto y sobre todo, a cocinar y a compartirlo. Sinceramente, hemos comido cosas que nos han sorprendido mucho menos de Chefs muy reconocidos.
No podemos valorarlo como una cena en un restaurante, porque no lo es. Es algo diferente, recomendado para gente abierta y dispuesta a conocer gente nueva y de otros lugares. Válido para experimentar algo diferente y para degustar la cocina de algunos chefs que por diversas razones han dejado el mundo de la hostelería, que lo combinan con él o que incluso no han llegado nunca a trabajar en él, pero que su pasión por los fogones les lleva a compartir sus platos con este formato.
Nos hemos desvirgado en este mundo de la mano de 62 escalones y de una cena vegetariana. Una cena en la que el Chef ha demostrado saber cocinar muy muy bien. Esa ha sido la percepción con la que salimos de su casa. Una velada fuera muy cómoda en la que disfrutamos de una buena “¿cena anónima”?. Posiblemente repetiremos, y os animamos a, por lo menos, probarlo. Su próximo evento a final de mes, el 31 de Octubre.
Una práctica con cierta sombra polémica que, como todo tiene sus pros y sus contras, sobre todo, dependiendo de quién te de su opinión. Un restaurador te dirá que no deberían permitirse este tipo de eventos, viéndolo como una competencia desleal. Alguien que quiera cenar de forma más o menos privada y relacionarse con gente nueva tendrá una percepción mucho más positiva. Sea como sea, para opinar, primero siempre hay que probar. Nosotros ya lo hemos hecho. Y opinamos.
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