Siguiendo la línea del anterior artículo en el que enumeraba los 8 indicios de que es hora de dejar tu trabajo, hoy me gustaría tratar otro tema relevante en relación a un trabajo que no nos satisface. Es posible que tras leer aquel artículo, hayas identificado alguno o varios de los factores por los cuales no estás a gusto en tu trabajo, sin embargo es probable que a pesar de ello no te sientes preparado para dar este paso tan crucial en tu vida. Las razones pueden ser muchas, tanto internas como externas, objetivas o subjetivas. Si notas que hay una gran resistencia en ti a la hora de decidirte al cambio, te invito a que leas este artículo en el que abordo algunas de las excusas que no te permiten dejar tu trabajo.
Cuántas personas conocemos que viven descontentas y hasta cansadas de su trabajo. Cuántos nos sentimos estancados, desmotivados, nos quejamos de nuestro jefe, el trabajo diario, la rutina, el estrés y nos levantamos sin ánimos para ir a trabajar. Muchos de estos “cuántos” somos nosotros, eres tú, soy yo. Bueno, era yo. Aunque no me quejaba demasiado. Simplemente aceptaba mi rutina sin más, intentando encontrar lo positivo, incluso dentro de lo malo.
Pero llega un momento en el que te das cuenta de que quieres cambiar, que cueste lo que cueste, debes, estás en la obligación moral de encontrar ese trabajo de tu vida. Muchas veces es el paro el que te empuja a reinventarte. Otras veces es una relación laboral insostenible, jornadas de trabajo interminables, malos rollos, un jefe o compañeros con los que es difícil tratar, etc. También pueden darse casos más drásticos como una enfermedad, una pérdida, una separación, cambio de circunstancias personales… La vida, nos guste o no, nos va dando señales cuando no estamos yendo por el camino adecuado.
Y nos parezca bien o no, trabajar es lo que nos toca, a no ser que nos hayamos vuelto millonarios de la noche a la mañana o hemos ganado la lotería. Lo normal es que necesitemos trabajar para vivir. Y son muchas horas, casi la mitad de nuestra vida consciente, que es cuando estamos despiertos, y a veces lo es aun más.
Pero he aquí el dilema. De acuerdo quiero cambiar de trabajo, empresa, sector, actividad… ¿pero cómo hacerlo? Y empiezan los famosos “esques”: es que ya tengo cierta edad, es que hay mucho paro, es que no hay nada seguro, es que, es que y es que… Y es cierto, a no ser que te encuentres en paro y lo estés cobrando, no tengas hipoteca ni hijos a tu cargo, es realmente difícil que decidas dar un cambio radical en tu vida.
Pero la buena noticia —y siempre hay buena noticia en todo—, es que no es imposible. No tiene que ser un cambio drástico de la noche a la mañana. Puedes ir poco a poco, juntando información, conociéndote, formándote incluso de forma paralela (sé que es duro, pero también sé de personas que lo han logrado, personas normales como tú y yo). Y así de forma menos dramática vas preparando el salto.
Afortunadamente hay muchos ejemplos de emprendedores normales que han decidido romper con su pasado laboral y se han atrevido a una vida nueva. Unos movidos por las ganas, otros huyendo de un trabajo que les hacía sentirse infelices, muchos por haberse quedado en paro.
A continuación voy a enumerar las 7 excusas por las que muchos no nos atrevemos a dar el paso y cambiar de trabajo. Es posible que te identifiques con alguna de ellas o puede que detectes alguna más, propia de las creencias limitantes que nos acompañan a lo largo de nuestra vida.
Excusa #1: Si me voy, no encontraré nada mejor.
Esta es una frase o creencia muy extendida, ya que estamos anticipándonos de forma negativa a algo que todavía no sabemos cómo va a resultar. De hecho, podemos pensar en todas aquellas personas que decidieron dejar un trabajo, incluso bien pagado, para dedicarse a aquello que les apasiona o simplemente para disfrutar más de la vida, como es el caso de esta periodista americana que cambió un trabajo de 95.000 dólares anuales por un puesto de vendedora de helados en una isla paradisíaca en el Caribe.
¿Significa eso que debemos dejar un trabajo bien pagado sin más y lanzarnos a la aventura como ha hecho esta chica? No necesariamente. Investigar antes, preparar el CV o formarnos puede ser un paso intermedio, mientras compaginamos nuestro trabajo actual con esa preparación para el trabajo futuro.
Excusa #2: ¿Quién me va a contratar a mí?
Esta creencia limitante es también bastante típica. Parte de algo tan básico y tan vital como nuestra autoestima. De hecho si pensamos quiénes somos nosotros para que nos contraten y lo atribuimos a nuestra edad, formación, limitaciones posibles que tengamos… estamos ante una excusa interna muy peligrosa, mucho más peligrosa que excusas más “objetivas”. En este caso estamos dando por hecho que no somos lo suficientemente buenos para ser contratados y que no podemos cambiar. Y si ni tú mismo confías en ti, ¿crees que los demás lo harían?
El consejo aquí sería: trabaja tu autoestima, tu confianza o fé en ti mismo, fórmate en aquello que crees que te falta y si ves que tienes algunas limitaciones como tu edad o experiencia, sé creativo, aprovecha las ventajas que puede haber en esas supuestas limitaciones como experiencia, conocimientos específicos, el hecho de ser padre o madre, etc. Hay mucho más de nosotros mismos que no solemos ver con claridad, simplemente por el hecho de que nunca se nos ha ocurrido ver el problema desde otra perspectiva.
Excusa #3: Hay mucha competencia ahí fuera.
No voy a negarlo. Estamos viviendo en un momento de grandes oportunidades, pero también de gran competencia, debido precisamente a dichas oportunidades. Prácticamente cualquiera puede tener su conexión a internet y formarse o empezar a trabajar online de aquello que le apasiona. Que pueda vivir bien de ello es otra historia y requiere mucho esfuerzo y dedicación.
Sin embargo, reconocidos bloggers de la actualidad sostienen que la competencia tiene su lado positivo. Y es que si hay competencia, también quiere decir que hay demanda. De lo que se trata es de hacernos diferentes de la competencia, aportar algo especial que sólo tenemos nosotros. El caso es que sepamos descubrir ese valor que haga que nuestro público objetivo nos prefiera a nosotros antes que a la competencia.
Excusa #4: Es muy difícil emprender o empezar de cero.
Difícil sí pero no imposible. El caso es que cuando indagamos en nosotros mismos y nos preguntamos cuál sería el trabajo ideal para realizarnos, nos viene a la mente algo así como emprender: mis propios horarios, sin jefe que me moleste, poder dedicarme a aquello que me gusta sin dar explicaciones a nadie. Pero está claro que fácil no es.
Aquí es muy importante distinguir dos aspectos: Difícil vs. Imposible. Que sea difícil no quiere decir que sea imposible. Cuando yo decidí formarme en coaching y emprender, como ya había contado en varias ocasiones, algunas personas me desaconsejaban que lo hiciera, alegando que no era fácil establecerse como coach independiente. Sin embargo yo tenía en mi mente a personas que sí lo habían logrado. ¿Si ellos han podido, por qué yo no?
No se trata de que seamos impulsivos o tiremos la casa por la ventana, sino de que nos preguntemos: ¿objetivamente puedo lograrlo yo? Y si ahora mismo no pudiera, ¿qué tengo que hacer para lograrlo?
Excusa #5: Sentirse descontento en el trabajo es lo normal.
Hace poco me escribía una lectora de este blog comentando que cuando dejó su trabajo porque se sentía desmotivada y presentaba un cuadro de ansiedad, su jefe, al despedirse, le dijo que en cualquier otro trabajo se acabaría sintiendo mal, ya que en todos los trabajos hay insatisfacción. Sinceramente no coincido para nada con esta postura que no hace más que desmoralizar a los trabajadores, alegando que pasarlo mal es lo que hay, que no se puede hacer nada para cambiarlo.
Afortunadamente creo que casi todos conocemos a esa persona que se siente realizada en su trabajo, sea por cuenta propia o ajena, empresas que tratan bien y se preocupan por sus trabajadores. No cambiar porque pensamos que es normal sentirnos mal podría equipararse a convivir con alguna enfermedad y no hacer nada para curarla, simplemente porque nos hemos acostumbrado a sufrir.
Excusa #6: Nadie me garantiza que un nuevo trabajo me haga sentir mejor.
Esta excusa es un poco consecuencia de la anterior. Muchos no cambian por el temor a que cuando den el paso, fracasen. Es decir, habrán invertido mucho tiempo para conseguir un cambio en su vida, pero al final están igual o peor que antes. Aquí estamos ante un caso claro de parálisis. «Si el miedo dirige tu vida, probablemente nunca te atrevas a cambiar.»
El miedo al fracaso y al cambio en este caso van de la mano y nos están impidiendo avanzar porque somos demasiado negativos en nuestra visión del futuro. Una sesión de coaching es muy útil en estos casos para entender que en el fondo lo que tememos no es real, sino un vestigio de nuestros miedos irracionales.
Excusa #7: No sé a qué puedo dedicarme.
Una excusa muy importante porque de hecho es muy obvia. Si no sé qué quiero hacer con mi vida en el futuro, si no sé qué me motiva profesionalmente, qué aptitudes y talentos tengo y cómo lo puedo poner en práctica y aprovechar todo mi potencial, es difícil que me atreva a dar un cambio a mi vida profesional.
De hecho ésta es una de las principales razones por las que personas desmotivadas de su trabajo actual acuden al coaching. Cuando te sientes perdido y no saber qué quieres hacer, necesitas primero aclararte, conocerte a fondo, descubrir tus fortalezas y potenciar tus puntos de mejora, muchas veces tienes que formarte antes o pasar por una etapa de aprendizaje y sólo después vas a poder dar el salto y cambiar tu vida profesional.
Éstas son algunas de las excusas que he podido reunir, basándome sobre todo en los procesos de coaching que he realizado con mis clientes, así como en mi priopia experiencia de cambio profesional. Es posible que algunas te suenen, otras no, o incluso que quieras aportar las tuyas propias. ¿Las compartes con los demás lectores? Siempre digo que lo que más inspira a la gente no es recopilación de datos sin más, sino experiencias e historias de otras personas, personas que se sienten igual o han pasado por algo parecido.
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