Cada vez más, el poder trabajar desde cualquier lugar es un factor fundamental para gestionar nuestra productividad personal. Como practicante experimentado de GTD, a lo largo de los años he pasado por distintas plataformas en busca de la mejor manera de acceder a mi sistema de listas, calendario, material de referencia, notas y, en general, las herramientas de productividad que uso habitualmente. El mes pasado cumplí un año usando el ecosistema de iCloud, y puedo decir que el resultado es más que satisfactorio.
Hoy te propongo revisar –y comentar– sobre algunas razones por las que me gusta trabajar con iCloud. Ojo, no pretendo iniciar una guerra religiosa. Soy perfectamente consciente de que no todo es perfecto, y de hecho tengo previsto publicar las razones por las que no me gusta iCloud, que haberlas, hailas. El objetivo de este artículo es que consideres seriamente esta plataforma –gratuita– para organizarte, y demostrarte que no son necesarias complejas herramientas para ser más productivo. Yo llevo muchos meses utilizándolo, y no veo porqué tú no podrías.
Así que vamos al grano. Estas son siete –aunque podría haber añadido más–, razones por las que me gusta trabajar con iCloud:
1. Tengo un conjunto básico y homogéneo de herramientas de productividad personal. Listas de recordatorios, calendario, correo electrónico, agenda de contactos y notas, es todo lo que necesito para gestionar mi productividad básica. Además, la suite ofimática iWork está también perfectamente integrada, pudiendo trabajar también con mis documentos, hojas de cálculo y presentaciones. Por si eso fuera poco, Apple promete añadir otras funciones interesantes, como por ejemplo acceso a la lista de lecturas de internet, o la “socialización” de mis fotos.
2. El ecosistema crece continuamente. Aunque las aplicaciones que proporciona de serie Apple son un buen punto de partida para gestionar mi productividad, aún le faltan algunas herramientas importantes. La buena noticia es que cada vez más aplicaciones se están subiendo al carro de iCloud. Así, ya me es posible crear mapas mentales –con MindNode–, mantener un registro personal de actividades –con One Day–, o redactar borradores de capítulos y artículos del blog –con iA Writer–, todo ello respaldado en iCloud.
3. No tengo que clasificar archivos en carpetas. Los paradigmas de iCloud y Dropbox –por poner un ejemplo–, son radicalmente opuestos. Mientras que el segundo continúa apegado al paradigma clásico de guardar archivos en un sistema de carpetas, iCloud intenta hacernos olvidar los detalles del almacenamiento. Abres la aplicación y sólo ves los datos que puedes gestionar con ella. Incluso con muchos datos por cada tipo de aplicación, con un buen sistema de búsqueda la clasificación es totalmente innecesaria. Puede que iCloud todavía no haya llegado a la perfección en ese sentido, pero como concepto me parece muy superior a los servicios tipo Dropbox. En cualquier caso, siempre puedo convinarlos cuando ello suponga una ventaja.
4. Puedo desplegar mi sistema de productividad completo en pocos minutos, con tan sólo un nombre de usuario y una contraseña. Si un día pierdo, me roban o decido cambiar mi MacBook, iPad o iPhone, simplemente adquierio un nuevo dispositivo, configuro mi cuenta y… voilà! En unos minutos tengo el calendario, las notas, los recordatorios, los documentos y todo lo demás listo para trabajar. Se acabó volver a perder información por haberme olvidado de hacer un respaldo. Una excelente alternativa, si usas un MacBook, es Time Machine. Pero créeme, iCloud es un concepto muy superior.
5. Las aplicaciones hacen uso del skeumorfismo –o imitación de objetos de la vida real–, en la interfaz de usuario. Por ejemplo, la aplicación notas imita un block de páginas rayadas amarillas, e incluye un bolsillo lateral con un tarjetón donde se puede ver la lista de las notas guardadas. Hasta se puede ver el cosido del borde de la libreta, como si se tratara de un cuaderno de piel. Para mi –y para muchos otros–, el skeumorfismo supone una manera mucho más agradable de trabajar en el mundo digital.
6. Se respira minimalismo por todos los lados. Cada aplicación de Apple está diseñada para hacer lo que tiene que hacer, ni más ni menos. Y las de otros fabricantes, aunque no siempre lo consiguen, intentan seguir la misma senda. Especialmente cuando hablamos de productividad, es importante eliminar las distracciones. Y las aplicaciones del ecosistema iCloud lo consiguen perfectamente. Aunque al principio me costó un poco, he aprendido a apreciar, por ejemplo, la sencillez de Recordatorios, llegando a gestionar mi sistema de listas GTD con bastante soltura.
7. También tengo acceso desde la web. La guinda del pastel es que puedo acceder a mi sistema de productividad personal usando un navegador de internet. Ojo, no sólo puedo acceder a mis listas de recordatorios o mi correo, también a mis notas, calendario, documentos, hojas de cálculo y presentaciones. Y eso es algo que valoro especialmente, porque me paso 8 horas diarias en una empresa donde el acceso a servicios como Evernote o Dropbox está restringido. Poder acceder a mi kit básico de productividad personal desde cualquier lugar es, sin ninguna duda, una de las cosas que hace que iCloud sea tan atractivo para mi.
Y tú, ¿también has trabajado ya con iCloud? ¿Qué te ha parecido? Comparte tu experiencia con nosotros en un comentario.
Artículo original de Jerónimo Sánchez. Sígueme en Twitter.