Revista Arquitectura

8/8: Jordi Badia/ BAAS Arquitectes

Por Jaumep

8/8: Jordi Badia/ BAAS Arquitectes
8/8: Jordi Badia/ BAAS Arquitectes
8/8: Jordi Badia/ BAAS Arquitectes
(Gracias a Jordi Badia por todo, a su equipo por darme partedel trabajo hecho y, en especial, a Marta Poch por la paciencia)
El lema: Turku. Turkues una ciudad finesa a la que Alvar Aalto estuvo especialmente ligado (ignorosi por vínculos familiares: él estudió más al norte, en Jyväskylä, donde legóalgunos edificios interesantes y un complejo universitario entero, y donde,también, escogió edificar el museo dedicado a su vida). En Turku tuvo estudioabierto de 1927 hasta 1933, justo antes de su marcha a Helsinki. Conservó todasu vida la casa que tenía en la ciudad. Allí abrió un taller de muebles demadera curvada precursor de Artek, y construyó, en 1929, un edificioexcepcional, de los mejores de toda su carrera: la sede del periódico TurunSanomat, donde también escribió regularmente, y que, hoy en día, sigueproduciéndose allí. Jordi Badia no haproducido la más mínima referencia formal a este arquitecto. Intuyo que estelema es, para él, un referente cualitativo que marca la medida de suautoexigencia: Aalto es un paradigma de la construcción de bibliotecas de nivelde calidad excepcional, un hito en la historia de la arquitectura. 8/8: Jordi Badia/ BAAS Arquitectes

En el caso de esteproyecto el dibujo significativo lo ha escogido el propio Jordi: cuando mehabló por primera vez de este edificio me lo mandó por correo. Sólo esteesbozo. En él aparece dibujada una línea del cielo de Barcelona muy bienentendida: la ciudad siempre ha tenido una espalda, Collserola, que contieneprácticamente toda la volumetría de la ciudad, recortada tan sólo por esaespantosa basílica del Sagrado Corazón del Tibidabo (el principal error de todala carrera de Enric Sagnier, un arquitecto, que, curiosamente, se equivocabapoco), quizá el edificio que peor haya entendido el legado de Gaudí y Jujol detodos los que conozco, y por la fabulosa torre de Foster, más alta, colocadamás bajita, en escorzo, con una volumetría perfectible que jamás se haperfeccionado. A mano izquierda (miramos des del mar) está Montjuic, que, adiferencia de Collserola, tiene una forma perfectamente identigicable quecualquiera sabe dibujar. Al otro lado, a norte, hacia Gerona, el paisajetermina con las tres chimeneas del Besòs, otro edificio espectacular. En medio,Badia dibuja algunos de los edificios altos que marcan la ciudada: elHotel-Vela, el Banco Atlántico (de diseño mediocre pero que, a la vez, entiendemuy bien qué puede llegar a ser un chaflán en esta ciudad), la torre del Gas,las dos de la Villa Olímpica y, al final, la que Enric Massip ha construidopara Telefónica, y a la que debo un artículo. Leída la línea delcielo de la ciudad, Badia se da cuenta de la falta de miradores públicos en laúltima planta de estas torres. Esto le sirve para postular una biblioteca enaltura (poniendo el rótulo en vertical) con una parte superior convertida enmirador. Más todavía: con todo el edificio, público y abierto al público,convertido en mirador. 8/8: Jordi Badia/ BAAS ArquitectesEl segundo tiempo delproyecto se entiende a la perfección con la perspectiva aérea. Un edificio enaltura es un lleno y un vacío. El vacío es el espacio que éste desaloja enaumentar su densidad. En este caso, la gran apuesta de Badia es una plaza. Laavenida Marquès de l’Argentera se encontrará, en este proyecto, con el paseoPicasso y el Parque de la Ciutadella mediante una plaza. No una prolongacióndel parque, que ya es suficientemente grande: una plaza. Una plaza cívica quealimenta un edificio público importante. Con un bar que le da vida y un flujode público enorme garantizado. Un espacio de respeto, un hall al aire libre, unplus para un edificio público: en este caso, y hasta donde recuerdo, es uno delos pocos espacios públicos formalizados con sentido que se han definido eneste concurso. Ha habido otras propuestas que liberaban espacio público,algunas de ellas, incluso, que conseguían liberar todo el solar (en forma decubierta accesible)… y este espacio no servía para nada. Demasiado sombrío, ocon demasiado sol, demasiado aislado, o impracticable, o todo a la vez:desolado. Liberar espacio no es un valor absoluto: tan sólo tiene sentido si elespacio liberado va en función de algún uso. 8/8: Jordi Badia/ BAAS Arquitectes
La planta baja: lasuperficie del edificio en contacto con el suelo es bastante menor que la de suhuella en planta, que llega a su verdadera magnitud en el segundo piso. Por elotro lado de la Avenida Marquès de l’Argentera está la plaza antes mencionada.Por la parte posterior, en contacto con el exterior, el edificio deja los restosde la Ciutadella al fresco, visibles y visitables tanto des de la calle comodes del interior del edificio. La forma posterior del vacío se tuerce enrelación con otras propuestas para crear una línea de flujo que formaliza elcamino más corto des de la estación de metro. Este camino llega a un accesosecundario por el centro del solar, que cumple las bases del concurso, y desdel que se va a las plantas superiores. 8/8: Jordi Badia/ BAAS ArquitectesLuego de un zócalo dedos pisos, el edificio toma su huella definitiva y se desarrolla en altura.Tiene catorce plantas. La manera de haceralta y esbelta la torre me recuerda mucho una operación parecida a la que hizoel arquitecto Peña Ganchegui en Zarautz a finales de los 50. Urbanísticamenteconvenía crear un edificio algo, que remataría la ciudad y no estropearía suvolumetría por quedar, des de casi todos los puntos de vista, contenido por elvolumen de una colina cercana. Allí el arquitecto no se limita a apilar unavivienda por planta, sino que, para conseguir exactamente la volumetría quequiere, apilará tan sólo media. La Biblioteca no debe nada a este edificio,pero el espíritu es exactamente el mismo: de las catorce plantas del edificiosólo la doceava y la de instalaciones, por razones de fuego, están completas.Todas las otras tienen aire, algunas mucho aire. La planta cuarta es apenas unaltillo contra la banda de servicio, con una pasarela a las escaleras. Laplanta décima tiene la banda del altillo completa y ya está. Las otras se vancerrando un poco más, pero ninguna de ellas llega a tener toda su superficieocupada. Por tanto, el edificio podría ser bajo, mucho más bajo. Quizá lamitad. Pero, sencillamente, no conviene. Ni por organización interna deledificio ni por volumetría. No por escala humana. El edificio no se limita a seralto. Es lo más alto posible. 8/8: Jordi Badia/ BAAS Arquitectes

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Luis Peña Ganchegui, torre en Zarautz, 1958-59. Actualmente se conserva, alterada y de otro color. Observad, como inciso, la desforestación de la zona. Ahora aparece rodeada de árboles crecidos que hacen percibirla de otro modo.


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La estructura portantedel edificio, de huella minúscula en planta, son sus fachadas. En el alzadosuroeste, uno de los lados largos, ésta engorda para contener unas pequeñasdependencias y unas escaleras, encajonadas entre muros portantes de hormigón. Las fachadas estánformadas por unos brise-soleils de hormigón muy potentes. Cada algunos forjados(y, curiosamente, nunca enfajando el edificio, con la cual cosa desaparece lanoción de círculo perimetral) aparecen unas fajas de hormigón horizontales muypotentes que sirven para cambiar el ritmo de los pilares, como una especie deyugos que permiten un juego compositivo muy potente que facilita, a través dela complejidad creada, la lectura unitaria del edificio y de los planos defachada. La última regla de jugo para constituir las fachadas consiste en laposición del cristal que, mayoritariamente, ocupa el plano interior de laestructura pero que, en algunos lugares, se retira formando terrazas. Esto facilita,también, que el edificio se de sombra a sí mismo.
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El funcionamiento deun edificio en altura queda condicionado por las circulaciones verticales. Haydos factores a considerar: el primero es la criba de la gente: quién sube ypara qué. El segundo son las propias circulaciones: subir y bajar catorceplantas lo condiciona todo. Badia diseña, en este edificio un doble sistema muyeficaz. El primero de ellos consiste en una batería de ascensores, cuatro entotal, de gran capacidad, que rompen la fachada y se disponen a sur. Son decristal y, propiamente, sería el momento en que el edificio funcionaría mejorcomo mirador: cuando estás allí dentro no puedes hacer nada más queconcentrarte en las vistas.
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El segundo sistemacondiciona la fachada y el aspecto general del edificio, bajando mucho suescala y convirtiendo en un juego su exploración y su uso: una rampa quecondice a la biblioteca infantil y un sistema de escaleras mecánicas colgadasde la fachada que recorren la mitad de la altura del edificio, siete plantas. Estasescaleras están inspiradas en las del Centro Georges Pompidou en el Beaubourg,de Piano y Rogers. Las de Badía, pero, son más naturales: Piano y Rogers, paradisponerlas, han de sortear su sistema de gerberettes (unas mastodónticasménsulas de acero, que fabricó Krupp, que sirven para equilibrar los terriblesmomentos que las jácenas de gran canto provocan en la estructura) mediante unsegundo voladizo sujeto al primero que parece ahogar el edificio. Siempre hepensado que, a pesar de la tremenda inteligencia necesaria para diseñar esesistema estructural, el edificio escapa por allí. En la Biblioteca quedanintegradas muy naturalmente, en contacto directo con la estructura portante ysin que el voladizo se descontrole.
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una Gerberette en los talleres Krupp del Ruhr. Ésta fue la única empresa que se atrevió a construirlas. Observad su enorme tamaño en comaración con el operario.


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escaleras mecánicas de acceso a la biblioteca. Quedan en contacto directo con la fachada, soportadas sin estructuras intermedias aparatosas. 

Si miramos la secciónlongitudinal del edificio nos daremos cuenta que la estructura es también elacabado inferior de los forjados: se prescinde de los falsos techos y lasinstalaciones quedan o bien empotradas o confiadas a un suelo técnico muypotente.
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Cada planta contieneestanterías con libros, algún pequeño espacio de servicio y un espacio grandecon mesas. La no-especialización de los espacios potencia su flexibilidad, losjuegos de dobles y triples alturas facilitan su lectura unitaria y, en general,se consigue que un edificio tan complejo aparezca como un volumen unitario desde su interior, independientemente de la posición que ocupemos. Y más: elinteriorismo del edificio refuerza esta idea. Conviviendo con las estanteríasaparecen retratos de literatos y artistas, siempre a doble altura. Des delinterior se verían partidos y, por tanto, se introduciría un plus decomplejidad, de abstracción, en esta lectura. Uno de estos es el de Picasso,famoso, entre otras cosas, por su dislexia. Solía decir que la lentitud y laconcentración con la que esta característica lo forzaba a leer lo hacíadisfrutar más de sus lecturas.

Quizá deberíamos leer,todos, de este modo.
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