Dice Eduardo Flores Clair en el libro Una historia de los usos del miedo,
"La fobia más común es el miedo a la oscuridad: la ausencia de luz nos enfrenta a lo desconocido (...) anula nuestro sentido sensorial (...) quedamos indefensos (...) sin la menor posibilidad de huir y nos paralizamos por completo. Tenemos un miedo atávico a la oscuridad."Y a este miedo atávico a la oscuridad, a lo desconocido -aunque ya veremos que de un modo un tanto especial- es ante lo que nos enfrenta Josh Malerman- cantante y compositor de la banda de rock The High Strung- en su primera novela.
Malorie, la protagonista de A ciegas, se nos presenta en una vieja y deteriorada casa con las ventanas cubiertas por densas mantas, y con la única compañía de dos niños a los que se dirige llamando tan solo Niño y Niña. Un obsesivo miedo a lo que hay fuera, a los ruidos, a la luz, ocupa su mente. Y ese día en que se inicia la novela es el día en el que ha decidido que saldrán fuera. Tanto tiempo proyectando la huida...
"Los niños nunca han visto el mundo que se extiende más allá de su casa. Ni siquiera a través de las ventanas. Hace casi cuatro años que Malorie no abre los ojos fuera."Y al mismo tiempo que da comienzo esa arriesgada salida, se inicia el desarrollo de la narración desde el inicio de todo hace cino años. Dos líneas temporales, por tanto, que se desarrollan en el libro simultáneamente: la del presente de Malorie y los dos niños ahora, y la del pasado, a través de la que conoceremos lo que les ha llevado a su dramática situación actual. Pánico, muerte, traición, amistad, desolación, claustrofobia, soledad, angustia, miedo, incertidumbre, locura.
Esta alternancia de capítulos cortos centrados en una u otra línea temporal avivan el ritmo de la lectura. A esto se suma, además, el estilo del autor cercano al del guión cinematográfico. A decir verdad, la novela tiene clara vocación peliculera. De hecho, ya están comprados los derechos para la adaptación a la gran pantalla y no parece que los guionistas vayan a tener mucho trabajo. En suma, todo ello, como decimos, ayudan a hacer de la novela una lectura ágil, vertiginosa. A ese vértigo contribuye además, sin lugar a dudas, la tensión y miedo constantes, sin tregua, entre los que se desarrolla la acción, y que obligan al lector a una lectura sin pausa, sin freno, hasta el final. Un final, cuando menos, inesperado. Os invito a descubrirlo...
En cuanto a la protagonista, hay que reconocer que Malorie resulta un personaje muy atractivo- no podía ser de otro modo recayendo en ella todo el peso de la novela-. Es una mujer luchadora- no se rinde ni desfallece- con una gran capacidad de resistencia, férrea fuerza de voluntad, y cuyo carácter y valía iremos descubriendo paulatinamente a lo largo de la novela.
Decía al comienzo que el miedo a la oscuridad al que apela el autor se nos presentaba en la novela de modo peculiar. Sin desvelar nada sustancial de la historia, podía decirse que es un miedo a la oscuridad, cuando esta es el único modo de sobrevivir. Nadie que ha visto lo que hay fuera, esos entes o seres, ha vivido para contarlo. La angustia proviene entonces de tres factores que se suman y acrecientan el horror: de ese pánico ancestral a la oscuridad, del miedo a lo desconocido y del terror a ver. Luz, oscuridad. Y en medio, la muerte.
A ciegas es un thriller psicológico trepidante, angustioso, tenso, que os recomiendo para una tarde de manta, palomitas, de luz tenue y silencio. En unas horas habréis dado buena cuenta de la novela, casi sin daros cuenta. Casi a ciegas.